El cultivo del frijol guajiro: el camino de adaptación de la comunidad Wayúu

9 de Agosto de 2023

 

El conocimiento tradicional ancestral de los Pueblos Indígenas está profundamente arraigado en nuestro planeta y puede servir como guía para superar los desafíos climáticos. Los pueblos indígenas, que representan el 6,2 % de la población mundial en 90 países y habitan una cuarta parte de la tierra del mundo, han desarrollado prácticas agrícolas eficaces y un conocimiento profundo de sus territorios y recursos. Este conocimiento les ha permitido adaptarse a cambios ambientales extremos durante generaciones, lo que hace que su experiencia sea invaluable para implementar sistemas alimentarios más sostenibles para enfrentar el cambio climático de manera efectiva.

Entre la comunidad indígena de Colombia se encuentra el pueblo “Wayúu” y sus comunidades Ipasharain, Kaushalain y Tekia , en el departamento de “La Guajira”, quienes dependen del cultivo del frijol guajiro (Vigna unguiculata) como una forma de adaptarse a los patrones climáticos cambiantes. Para ellos, cultivar el frijol guajiro es más que un medio de supervivencia; es una parte integral de su cultura, conectándolos con su tierra, tradiciones y resiliencia en un mundo cambiante, lo que lo hace esencial para mantener su forma de vida.

 

Cultivo de frijol guajiro: el camino de adaptación de la comunidad Wayúu

El frijol guajiro, cultivado durante generaciones, ha evolucionado naturalmente para resistir el clima cálido y seco del departamento de 'La Guajira', lo que lo hace inherentemente adaptable a las condiciones de sequía. Con el cambio climático provocando sequías más frecuentes y severas, la resiliencia de los frijoles se vuelve cada vez más vital, proporcionando una fuente confiable de sustento en tiempos de escasez de agua.

A lo largo de generaciones, la sabiduría de las mujeres Wayúu ha guiado a sus familias en el consumo de estas legumbres y la conservación de sus semillas, incluso en tiempos difíciles como sequías o inundaciones. Tradicionalmente, el cultivo del frijol guajiro se alineaba con los ciclos naturales de las épocas de lluvia y sequía. Sin embargo, el cambio climático ha introducido variaciones e intensificado estos ciclos, lo que ha llevado al pueblo wayúu a adaptar sus prácticas en consecuencia.

Las mujeres del clan Epinayu, integrantes de la comunidad Kaushalain expresaron: “La mujer Wayúu de mayor rango en la casa selecciona las semillas y guarda las más grandes en frascos de vidrio para la próxima siembra. Ella siempre tiene semillas durante todo el año, y aunque no llueva, las semillas están ahí, esperando a que llueva para sembrar”.

El ciclo de crecimiento único del frijol guajiro es otro aspecto clave de su importancia para la adaptación. El pueblo Wayúu sigue un calendario de siembra bien definido, dando su primera cosecha dentro de los tres meses y luego pudiendo cosechar frijoles todos los meses hasta por ocho meses. Esta resiliencia les permite mantener un suministro constante de alimentos a pesar de los patrones climáticos impredecibles. Toda la comunidad participa activamente en este proceso, con familiares y vecinos que se unen para plantar y cultivar los frijoles.

Para mejorar aún más su resiliencia agrícola, las comunidades Wayúu han adoptado nuevas prácticas, como el uso de reservorios de agua (jagüey) para apoyar el cultivo de frijol guajiro. La líder de mujeres del clan Epinayu, integrantes de la comunidad Kaushalain expresó: “Teníamos que esperar la temporada de lluvias para sembrar, era muy difícil sin un 'jagüey'. En la época de nuestros abuelos, esperábamos la temporada de lluvias, pero ahora que tenemos agua en los pozos, no hay necesidad de esperar a que llueva.” Este cambio en sus métodos de captación de agua les ha permitido ser más flexibles en su calendario de siembra.

En los últimos años, las comunidades Wayúu también han adoptado huertas, conocidas como "Apain", junto con sus prácticas tradicionales. Estos jardines no solo fortalecen sus capacidades de adaptación, sino que también preservan su cultura y productos tradicionales. Los aspectos únicos de Apain, que aparecen en sus sueños, ofrecen orientación e inspiración para cultivar frijol guajiro, maíz, calabaza y otros alimentos fáciles de almacenar, ayudándolos a decidir dónde y cuándo plantar.

Más allá de su importancia agrícola, el frijol guajiro también tiene un significado cultural. El pueblo wayúu se apoya en sus sueños y premoniciones para preparar tratamientos con plantas medicinales, entre ellas el frijol guajiro, para salvaguardar la salud de sus seres queridos. Estas dietas reveladas por sueños sirven como guía en momentos críticos, asegurando el bienestar de la comunidad.

Una cosecha constante de frijoles de su jardín les permite mejorar la calidad de vida en su comunidad mediante el intercambio o la venta de productos excedentes, lo que les permite obtener otros productos básicos. En tiempos de crisis económica, cuando las oportunidades de empleo son escasas, el frijol guajiro se convierte en un salvavidas, asegurando el sustento de la comunidad.

Además, la siembra de frijol guajiro tiene un profundo significado social para el pueblo Wayúu. A través de "Paiwashi", sus reuniones comunitarias tradicionales, los miembros siembran y cocinan deliciosos platos como "Shapulana" y "Apoijushii", sopas de frijoles enriquecidas con pepino silvestre, calabaza, maíz y grasa de cabra. Estas preciadas recetas no solo nutren sus cuerpos sino que también fortalecen su tejido social, fomentando la unidad y la seguridad alimentaria frente a los desafíos del cambio climático.

 

 

Programa SCALA: Incorporando el conocimiento tradicional en el esfuerzo por fortalecer la resiliencia climática

El cultivo de frijol guajiro por parte del pueblo Wayúu es una de las 15 prácticas tradicionales en varias regiones de Colombia que se está documentando en la iniciativa “Prácticas y Técnicas Territoriales Tradicionales” para la adaptación. Este esfuerzo, que forma parte del programa FAO-PNUD SCALA en Colombia, tiene como objetivo documentar y sistematizar conocimientos tradicionales importantes de los pueblos indígenas y otros grupos para la adaptación al cambio climático en la agricultura, al mismo tiempo que fortalece los procesos de adaptación comunitaria a través de la caracterización de prácticas tradicionales ancestrales.

La iniciativa abraza la diversidad cultural de Colombia para fomentar una red de prácticas adaptativas y diálogos dentro de los territorios que incluyen las diversas áreas de interacción de las comunidades dentro de sus respectivos macrorregiones: Caribe, Pacífico, Andes, Orinoquia y Amazonía. También anima a otras comunidades a aprender y compartir sus conocimientos.

Para lograr estos objetivos, SCALA hace uso de una metodología participativa conocida como "Diálogos de Adaptación". Este enfoque presenta oportunidades para repensar y redescubrir formas de responder al cambio climático, reconociendo el valor de las prácticas y técnicas tradicionales como estrategias para llenar los vacíos de conocimiento en el sector agrícola. SCALA apoya la integración del conocimiento tradicional que se origina en múltiples territorios en los planes de acción nacionales (como las contribuciones determinadas a nivel nacional y los Planes Nacionales de Adaptación) y fortalece las conexiones entre los marcos de políticas y las comunidades locales, allanando el camino para la implementación de estrategias de adaptación climática que incorporan los conocimientos tradicionales.

Mediante la sistematización de prácticas en diversos macrorregiones de Colombia, SCALA pretende generar estrategias y herramientas de difusión que faciliten el intercambio efectivo de conocimientos en el futuro. A través de este enfoque, las comunidades estarán empoderadas con conocimientos valiosos y prácticas exitosas, haciéndolas mejor equipadas para responder y recuperarse de los desafíos relacionados con el clima y fomentar una cultura de resiliencia en todo el país.