
Foto: Fundación para el Alma Comunitaria
En muchas comunidades alrededor del mundo, las mujeres tienen la clave para la adaptación al cambio climático liderada a nivel local. Desde la agricultura y los sistemas hídricos hasta la respuesta ante desastres y el liderazgo comunitario, las mujeres pueden recurrir a su vasto conocimiento, habilidades prácticas y experiencia vivida para ayudar a sus comunidades a prepararse y responder a los impactos del cambio climático.
Por ello, el Acelerador de Innovación Climática del Fondo de Adaptación del PNUD (UNDP-AFCIA) está ayudando a empoderar a las mujeres como líderes, emprendedoras y tomadoras de decisiones, como parte de su mandato más amplio de promover iniciativas innovadoras de adaptación al cambio climático a nivel local. A través de pequeñas subvenciones y apoyo técnico a organizaciones no gubernamentales y de la sociedad civil, el programa trabaja para fortalecer el liderazgo de las mujeres y construir resiliencia climática desde la base.
He aquí cinco iniciativas apoyadas por el programa UNDP-AFCIA que demuestran cómo la integración de las perspectivas, habilidades y conocimientos de las mujeres en las soluciones climáticas fortalece a comunidades enteras, al tiempo que redefine los roles de género tradicionales de manera significativa y duradera.
Restaurar bosques y medios de vida en la República Democrática del Congo
En Kivu del Sur, una provincia de la República Democrática del Congo, la deforestación ha devastado la biodiversidad y reducido las fuentes de ingreso para las comunidades locales. Esto ha afectado especialmente a las mujeres, quienes poseen considerablemente menos activos agrícolas que los hombres, a pesar de representar más de la mitad de la fuerza laboral en el sector.
Como respuesta, la ONG local PIFEVA lidera un proyecto de reforestación (enlace en inglés) en 22 aldeas para restaurar 440 hectáreas de bosque mediante la replantación de árboles autóctonos que sirven de hábitat para orugas comestibles, que representan una valiosa fuente de proteínas y de ingresos. Junto con las actividades de plantación, 660 mujeres indígenas y jóvenes están aprendiendo a gestionar la biodiversidad, establecer viveros de árboles y comercializar sus productos.

Miembros de la comunidad participan en actividades de reforestación en Kivu del Sur. Foto: PIFEVA

Una mujer riega sus plantas en Kivu del Sur. Foto: PIFEVA
Las normas culturales en Kivu del Sur anteriormente excluían a las mujeres de las decisiones comunitarias sobre la gestión forestal. Ahora, PIFEVA trabaja para cambiar esta realidad promoviendo el liderazgo de las mujeres en los esfuerzos de conservación y dándoles voz en la gobernanza local.
“Empoderar a las mujeres mejora los resultados en biodiversidad y fomenta una transformación comunitaria integral, ya que las mujeres ganan confianza y experiencia en liderazgo”, afirma Veronique Bulaya, coordinadora del proyecto de PIFEVA.
De la producción de seda al liderazgo local en Tailandia
La provincia de Surin, en Tailandia, alberga una antigua tradición de producción de seda, sostenida en gran parte por mujeres. Sin embargo, su amplia experiencia no se ha traducido históricamente en roles de liderazgo. A medida que los impactos del cambio climático amenazan este modo de vida, sus voces son más importantes que nunca.
La Fundación para el Alma Comunitaria (FCS, por sus siglas en inglés) trabaja para empoderar a las productoras de seda locales (enlace en inglés) mediante capacitaciones en una diversidad de temas, desde la agricultura climáticamente inteligente hasta la participación equitativa y el liderazgo. A la fecha, alrededor de 1750 personas han participado en las formaciones, incluidas 1200 mujeres indígenas. Como resultado, las reuniones comunitarias en toda la provincia ahora incluyen las voces de las mujeres. Este cambio ya está dando frutos: en mayo de 2024, Yothaka Boonmak fue elegida como la primera mujer jefa del pueblo de Phayaram.

Soom Yeunyong, de la comunidad de la provincia de Surin, posa ante los capullos de seda. Foto: Fundación para el Alma Comunitaria
“La confección de prendas de seda de morera es una cultura y tradición refinada que se ha transmitido de generación en generación. Quiero aprender sobre el cambio climático para poder mejorar la forma en que mi comunidad se adapta a sus impactos”, comenta Yothaka.
Además de las capacitaciones, FCS brinda apoya mediante la introducción de sistemas de pronóstico meteorológico para reducir pérdidas por fenómenos climáticos y trabaja en la sensibilización sobre la resiliencia climática, a través de métodos como la preparación del suelo y la agricultura orgánica.
“Ayudamos a desarrollar conocimientos y prácticas para adaptarse al cambio climático. Nos conectamos con los institutos de investigación locales, pero también trabajamos con la sabiduría de las mujeres”, afirma Orawan Yafa, directora de FCS.
Un invernadero solar se convierte en un espacio seguro para mujeres y jóvenes en Jamaica
Jamaica presenta una alta prevalencia de violencia de género. Las mujeres jóvenes son especialmente vulnerables: aquellas de 18 años o menos tienen el doble de probabilidades de sufrir violencia grave si están casadas o conviven con una pareja.
En Portmore, la organización I-SEEED utiliza la adaptación al cambio climático como herramienta para abordar la violencia de género y las dificultades económicas (enlace en inglés). Su iniciativa apoya a mujeres y jóvenes afectados por la violencia mediante capacitaciones en agricultura, negocios y educación climática dentro de un invernadero alimentado a base de energía solar.
Una mujer de la comunidad coloca las plantas del semillero bajo los aspersores del invernadero. Foto: I-SEEED Youths Limited
Con más de 3700 m2 de terreno gestionado, 10 tanques de agua recién instalados y más de 90.000 semillas plantadas, la iniciativa enseña a las mujeres sobre resiliencia climática al tiempo que ofrece oportunidades laborales concretas. Cerca de 150 participantes han aprendido sobre buenas prácticas agrícolas, gestión del riesgo de desastres y emprendimiento, y 45 de ellas han reportado aumentos en sus ingresos o inserción laboral en negocios locales.
El invernadero solar de I-SEEED se ha convertido en un refugio seguro para mujeres y jóvenes víctimas de violencia. Foto: I-SEEED Youths Limited

Tracey-Ann sujeta la col china cultivada por la comunidad. Foto: I-SEEED Youths Limited
Más allá de la formación técnica, los talleres de I-SEEED exploran las dinámicas de género y desafían las normas culturales que limitan la participación de las mujeres en el liderazgo. Por ejemplo, la serie de talleres “Empower Her and Him” (“Empodera a ella y a él”) busca equilibrar las dinámicas de poder mediante el fomento de la colaboración entre hombres y mujeres en la toma de decisiones y la gestión de recursos.
“Hay mucha violencia de género. Usamos la educación para derribar esas barreras”, explica Tracey-Ann Kemesha Harriage, fundadora de I-SEEED.
Emprendimiento hídrico en zonas inundables de Bangladesh
Bangladesh sufre inundaciones estacionales severas, que a menudo contaminan las fuentes de agua. En Kurigram, un distrito propenso a inundaciones en el norte del país, el acceso al agua potable puede desaparecer de la noche a la mañana durante la temporada de lluvias.
Para abordar este problema crítico, la empresa social local Footsteps ha introducido una solución innovadora: filtros de agua portátiles y asequibles (enlace en inglés). Estos filtros, del tamaño de una mochila, son livianos y duraderos, y eliminan el 99,99 % de los contaminantes y sedimentos mediante un proceso de ultrafiltración de cinco etapas que utiliza luz ultravioleta. Cada filtro Dreamwater tiene la capacidad de convertir 15.000 litros de agua de inundación en agua potable segura y se vende a precios accesibles.

Rasna Islam posa con su filtro portátil Dreamwater tras recibir capacitación para convertirse en emprendedora del agua en Kushtia, suroeste de Bangladesh. Foto: Footsteps
A la fecha, Footsteps ha capacitado a más de 700 personas para operar los filtros y generar ingresos mediante la venta de agua limpia. Casi dos tercios de ellas son mujeres, muchas de las cuales no contaban con una fuente de ingresos, ya que se dedican principalmente al trabajo doméstico no remunerado. El proyecto ha entregado 97 filtros, convirtiendo más de un millón de litros de agua de inundación en agua potable, reduciendo así múltiples riesgos para la salud.
“El filtro nos da acceso a agua potable durante las inundaciones. Una vez que las aguas bajan, el mismo filtro se puede usar para purificar agua y embotellarla como agua segura para la venta. Esto no solo garantiza agua limpia, sino que también crea una oportunidad de ingresos. Este filtro es realmente útil para nosotras”, comenta Adhuri Begum, emprendedora y socorrista comunitaria de Kurigram.

El equipo de Footsteps enseña a una familia a filtrar el agua superficial con el filtro Dreamwater en el distrito de Kurigram, propenso a inundaciones. Foto: Footsteps

Un grupo de mujeres asiste a sesiones de capacitación en Char Rajibpur. Foto: Footsteps
Pero el impacto va más allá del ingreso: al asumir roles en la respuesta a desastres, estas mujeres capacitadas ahora son consideradas líderes comunitarias esenciales y modelos a seguir para las generaciones más jóvenes.
Debido a su prometedor potencial, la iniciativa ya se ha expandido a Rangpur y Nilphamari. También ha influido en los protocolos nacionales de respuesta ante desastres, y algunas de estas mujeres han actuado como personas de primera respuesta durante las inundaciones de Kurigram en 2024.
Agua gris y agroforestería: empoderamiento de las mujeres en Brasil
En el estado de Pernambuco, Brasil —una región conocida por sus sequías severas y escasez de agua—, la iniciativa Centro Sabiá transforma las aguas residuales domésticas en un recurso valioso. Un sistema sencillo y de bajo costo para tratar agua gris (enlace en inglés), construido con materiales locales como grava y arena, permite a las comunidades mejorar la gestión del agua y diversificar la producción de alimentos mediante la agroforestería a pequeña escala.
Dado que este sistema se integra con las rutinas domésticas, resulta especialmente accesible para las mujeres, cuyo papel fundamental en el uso del agua en el hogar las convierte en sus principales gestoras. Además, al construir y mantener los filtros, las mujeres adquieren habilidades técnicas y visibilidad por su trabajo.

Una mujer de la comunidad trabaja en el sistema de aguas grises. Foto: Ana Mendes/Centro Sabiá

Una mujer de la comunidad cuida su huerto, nutrido con agua reutilizada. Foto: Ana Mendes/Centro Sabiá
A la fecha, la iniciativa ha beneficiado a 31.336 personas. Las y los agricultores han observado resultados tangibles: el agua gris que antes contaminaba el medio ambiente ahora nutre cultivos alimentarios y ganado, mejorando la seguridad alimentaria.
“Creo que la gente quiere recibir este sistema de reutilización de agua debido a la escasez hídrica. El agua que antes desechábamos ahora se utiliza para regar las plantas. Si no fuera por esta agua, creo que no tendría tantas plantas vivas”, afirma María José Henriques Ferreira, agricultora local.
La integración de la reutilización del agua con las actividades domésticas ha abierto nuevas oportunidades para la participación comunitaria e ingresos de las mujeres. Con una inversión mínima y un alto potencial de replicación, la iniciativa de agua gris demuestra cómo las soluciones adaptativas pueden mejorar los medios de vida, al tiempo que sitúan a las mujeres en el centro del desarrollo sostenible.
Estos ejemplos diversos muestran cómo las estrategias de adaptación lideradas a nivel local y centradas en las mujeres pueden transformar tanto los ecosistemas como las sociedades. Las soluciones climáticas más eficaces no solo abordan los riesgos ambientales, sino que también desafían las normas sociales y elevan las voces marginadas, y promueven un futuro más equitativo y resiliente para todas las personas. A medida que los esfuerzos globales de adaptación deben intensificarse, integrar a las mujeres como agentes de cambio sigue siendo esencial para lograr un progreso sostenible a largo plazo.
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El programa UNDP-AFCIA es una de las ventanas de financiamiento integradas en el Adaptation Innovation Marketplace (AIM), una plataforma estratégica de múltiples partes interesadas que promueve la ampliación de la adaptación a nivel local.
Con el apoyo financiero del Fondo de Adaptación y la Unión Europea, el programa ha otorgado 44 subvenciones micro y pequeñas a organizaciones lideradas a nivel local en 33 países de todo el mundo, acelerando sus soluciones innovadoras para fortalecer la resiliencia en las comunidades más vulnerables. Hasta la fecha, el programa ha beneficiado a más de 2,6 millones de personas a nivel global.
Esta historia ha sido cocreada con el apoyo de la Red de Conocimiento sobre Clima y Desarrollo (CDKN), la Alianza Global para la Resiliencia (GRP), PIFEVA, la Fundación para el Alma Comunitaria (FCS), I-SEEED, Footsteps y Centro Sabiá.