Dónde trabajamos

Aunque África es el continente que menos contribuye a las emisiones de gases de efecto invernadero, se encuentra entre las regiones más vulnerables a los efectos del cambio climático.

El aumento de las temperaturas y los fenómenos meteorológicos extremos amenazan la salud y la seguridad de una población en rápido crecimiento, además de la biodiversidad y los ecosistemas del continente. El cambio climático también afecta negativamente a la agricultura y es uno de los principales impulsores de la inseguridad alimentaria y del agua, ya que aproximadamente 1 de cada 3 personas de la región se enfrenta actualmente a la escasez de agua.

Dado que los efectos del cambio climático están poniendo en riesgo los logros en el desarrollo, los gobiernos de toda la región están solicitando mayores inversiones para mejorar la resiliencia al clima de las vidas y los medios de subsistencia. Al mismo tiempo, se están estableciendo vías de desarrollo más ambiciosas, inclusivas y de bajas emisiones para evitar aún más efectos del cambio climático en el futuro.

En toda la región, el PNUD promueve una acción climática transformadora para reducir la vulnerabilidad y aumentar la resiliencia. Su apoyo se basa en una amplia cartera de experiencia en energía, bosques, agua, agricultura, salud, juventud, finanzas, gobernanza, empleos verdes e igualdad de género. Además, apoya el acceso a los datos climáticos para fundamentar mejor las políticas y reforzar la preparación ante desastres.

Las naciones africanas se comprometen a lograr una recuperación resiliente y ecológica de la pandemia de la COVID-19. Esto incluye la inversión en la restauración de los ecosistemas, el desarrollo de la cadena de valor ecológica y la agricultura climáticamente inteligente, lo que podría traducirse en nuevas oportunidades para la creación de empleo verde y para la juventud.

La región de los Estados Árabes tiene la mayor inseguridad del abastecimiento de agua y la que más depende de la importación de alimentos en el mundo. Algunas de sus economías dependen en gran medida del petróleo, a la vez que cuentan con uno de los mayores potenciales en energías renovables, especialmente la solar.

Las temperaturas en toda la región están aumentando más rápido que la media mundial. Para el año 2100, la región podría verse afectada por un aumento abrasador de 5 °C en las temperaturas medias por encima de los niveles preindustriales, lo que deterioraría aún más la seguridad alimentaria y del agua y agravaría la pobreza y los desplazamientos.

Aunque la región es conocida como la capital mundial del petróleo, también alberga los mayores niveles de radiación solar del mundo. En la última década, la región multiplicó por diez su capacidad de producción de energía renovable y ahora alberga algunas de las mayores instalaciones solares del mundo.

En los últimos años, la seguridad climática ha pasado a ocupar un lugar destacado en el programa de la región, ya que los efectos del cambio climático intersectan con las tendencias de los conflictos y los desplazamientos. Como resultado, en toda la región, la crisis climática se considera cada vez más no solo una prioridad medioambiental, sino también una prioridad para mantener la paz y la seguridad y no dejar a nadie atrás.

Las medidas de adaptación, tales como la mejora de la resiliencia de las comunidades en contextos frágiles y de crisis, y un nuevo enfoque en las acciones de mitigación, como lo son la mejora de la gestión de residuos y la aplicación de soluciones basadas en la naturaleza, indican que los gobiernos de la región están aplicando enfoques integrados en sus respuestas a la crisis climática.

En toda la región, el PNUD está ayudando a poner en marcha políticas para gestionar mejor los riesgos convergentes de los conflictos y la crisis climática, ampliar el uso de los sistemas de alerta temprana, adaptar los sistemas de alimentos y agua, y fortalecer la resiliencia de las comunidades.

La región de los Estados Árabes alberga uno de los mayores potenciales del mundo en soluciones de energía solar. Esta puede aprovecharse para impulsar un cambio del modelo de desarrollo basado en el petróleo hacia una economía limpia e impulsada por la tecnología, que genere empleo y lidere el conocimiento.

La región de Asia y el Pacífico, con la mayor población del mundo, se enfrenta a una grave vulnerabilidad climática. A su vez, con economías altamente emisoras y dinámicas, la región también ofrece el mayor potencial de mitigación.

Según las tendencias climáticas y las proyecciones del último informe del Panel Intergubernamental de Cambio Climático, Asia y el Pacífico experimentarán más calor extremo, olas de calor marinas, precipitaciones irregulares y aumento del nivel del mar. El informe reafirma que Asia y el Pacífico es una de las regiones más vulnerables a los efectos del cambio climático en las vidas y los medios de subsistencia de las personas, especialmente de las poblaciones más pobres y marginadas.

Según un informe de la Comisión Económica y Social para Asia y el Pacífico de las Naciones Unidas, en 2020, los países de la región representaron el 76 % de la capacidad mundial de generación de energía termoeléctrica y el 94 % de lo que se prevee expandir, y tan solo cinco de las mayores economías representaron el 80 % de los conductos de carbón mundiales. Esto indica un importante potencial de mitigación del cambio climático en la región a través de la transición acelerada a la energía limpia, a gran escala.

El PNUD aboga por políticas que promuevan vías inclusivas de desarrollo de cero emisiones netas, mejoren la resiliencia contra los efectos de la crisis climática e integren las acciones climáticas en la recuperación ecológica de la COVID-19. Muchos países de la región de Asia y el Pacífico, especialmente los Países Menos Adelantados y los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo, están expresando sus ambiciones de cero emisiones netas. Algunos países ya han comenzado un proceso para desarrollar hojas de ruta o estrategias, así como políticas subyacentes para apoyar la realización de estos ambiciosos objetivos de neutralidad de carbono.

A fecha del 31 de agosto de 2021.

A fin de aumentar la resiliencia y ampliar la adaptación, con el apoyo del PNUD, los países han establecido vínculos y sinergias más estrechas entre sus Contribuciones Determinadas a nivel Nacional y los Planes Nacionales de Adaptación.

La región de Asia y el Pacífico cuenta con varios de los países en desarrollo con mayores emisiones que forman parte del G20. Esto ofrece la oportunidad de impulsar considerablemente la ambición mundial mediante el fortalecimiento de las acciones climáticas nacionales que se alejan de las economías de alta intensidad en carbono.

1. https://www.wri.org/insights/interactive-chart-shows-changes-worlds-top-10-emitters 

2. https://www.ipcc.ch/report/ar6/wg1/

La región de Europa y Asia Central cuenta con muchas economías de alto consumo energético y de energías poco eficientes, a la vez que se enfrenta a serios riesgos debido al impacto del clima en la población.

A pesar de tener un excelente potencial para las energías renovables, la región sigue dependiendo mucho de los combustibles fósiles debido a las infraestructuras anticuadas y a la falta de inversiones. Un cambio hacia fuentes de energía renovables, junto con la identificación de oportunidades adicionales para la reducción de emisiones, contribuiría en gran medida al esfuerzo mundial por mantener el calentamiento a temperaturas seguras.

En las últimas décadas, los graves desastres naturales causados por los cambios de temperatura y precipitaciones (inundaciones, sequías, incendios forestales) son mucho más frecuentes en toda la región. Las temperaturas también están aumentando, provocando peligrosas olas de calor que amenazan las vidas humanas y los ecosistemas naturales. Es necesario mejorar las medidas de adaptación para aumentar la resiliencia de las comunidades contra los peores efectos de la crisis climática.

Los gobiernos de la región trabajan para integrar las medidas de adaptación y mitigación del cambio climático en sus esfuerzos por mantener el desarrollo económico y reducir la pobreza.

En toda la región, el PNUD aboga por políticas que promuevan el desarrollo con bajas emisiones de carbono y mejoren la resiliencia contra los efectos de la crisis climática. Desde promover la energía limpia y la economía circular hasta facilitar la creación de empleos verdes y la conservación de los ecosistemas, el trabajo del PNUD apoya la acción climática como motor del desarrollo sostenible.

La garantía de una transición justa hacia un desarrollo con bajas emisiones de carbono está recibiendo una considerable atención en todos los países de la región de Europa y Asia Central. Esto podría traducirse en una valiosa oportunidad para situar a las mujeres, la juventud y las comunidades marginadas en el centro de vías de desarrollo más equitativas, inclusivas y sostenibles.

En América Latina y el Caribe, el cambio climático está aumentando los efectos sobre la seguridad alimentaria y del agua, al tiempo que amenaza los logros en el desarrollo, obliga a las personas a emigrar y exacerba los problemas relacionados con la desigualdad.

El cambio climático impacta todos los rincones de la región. América Central y el Caribe se ven afectados por huracanes cada vez más intensos, que provocan pérdidas económicas y un aumento de la migración desde las zonas más afectadas. Muchas comunidades costeras de los pequeños estados insulares del Caribe se enfrentan a una amenaza adicional y creciente por la subida del nivel del mar, que podría provocar la pérdida de infraestructuras, medios de subsistencia y recursos naturales.

Una Amazonía cada vez más degradada es ahora, con toda probabilidad, un contribuyente neto al calentamiento del planeta, y una posible zona crítica para futuras pandemias.

En las zonas urbanas, el aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) está asociado a problemas de contaminación local causados principalmente por el crecimiento del sector del transporte, afectando gravemente a la salud de los más pobres.

A su vez, los países de la región están liderando el desarrollo con bajas emisiones de carbono, viéndolo como una oportunidad para aumentar el bienestar a largo plazo de sus ciudadanos.

El PNUD está apoyando a los países para que mejoren su gobernanza climática y tomen medidas ambiciosas en una serie de ámbitos, entre ellos: adaptación y resiliencia, soluciones innovadoras basadas en la naturaleza, energía y transición energética, bosques, seguridad alimentaria y del agua, género, carbono azul y océanos, financiación climática, mercados de carbono, transición justa y empleos verdes, y participación del sector privado.

Por otro lado, el PNUD también ha apoyado el fortalecimiento de los procesos de adaptación liderados a nivel local, integrando las voces, los conocimientos y el liderazgo de las comunidades indígenas, las mujeres y las poblaciones más vulnerables para tomar medidas climáticas. También ha desempeñado un papel fundamental en el desarrollo de capacidades y políticas para una mayor participación del sector privado.

La región cuenta con una gran biodiversidad y tiene un rol primordial en la vanguardia del movimiento ecológico. El cambio de uso del suelo es un sector clave para las emisiones de GEI en la región, donde las soluciones basadas en la naturaleza, como los proyectos de restauración de manglares y humedales, son fundamentales para reducir las emisiones y el impacto climático, aprovechando la riqueza de la biodiversidad y los conocimientos de la región.

Las iniciativas se centran en la protección de las costas, los bosques y las cuencas hidrográficas, y en la creación de medios de subsistencia resilientes al clima para quienes dependen del entorno natural y sus recursos para sobrevivir.