Cómo contribuyen los bosques al futuro de la alimentación

Pin to Areas of Work
Off
Mujer cosechando cacao libre de deforestación en Ecuador
Los bosques y la alimentación están estrechamente vinculados. Es fundamental comprender y abordar estas conexiones para combatir el cambio climático, garantizar la seguridad alimentaria y proteger los bosques para las generaciones futuras. Foto: PROAmazonía
Disponible en

Los bosques no solo son importantes para la biodiversidad y la regulación del clima, sino que también están fuertemente relacionados con los alimentos que cultivamos y consumimos. Los bosques saludables desempeñan una función crucial en el mantenimiento de la fertilidad del suelo, la regulación de los ciclos del agua y el sostén de la biodiversidad, y todos estos elementos son esenciales para una agricultura productiva.

Las prácticas de gestión sostenible de la tierra, como la agrosilvicultura y la rotación de cultivos, ayudan a preservar los ecosistemas forestales al reducir la deforestación y la degradación del suelo. A su vez, los sistemas alimentarios influyen en el uso de la tierra y la gestión de los bosques, ya que la creciente demanda de alimentos puede impulsar la deforestación y la destrucción de hábitats cuando se emplean prácticas agrícolas insostenibles.

Esta interdependencia pone de relieve la necesidad de adoptar enfoques holísticos en torno al uso de la tierra, en los que se equilibren la conservación de los bosques, la producción de alimentos y la salud de los ecosistemas para garantizar la sostenibilidad a largo plazo. Es fundamental comprender y abordar estas conexiones para combatir el cambio climático, garantizar la seguridad alimentaria y proteger los bosques para las generaciones futuras.

Mediante alianzas y proyectos innovadores, se puede mantener el equilibrio entre la agricultura y la conservación forestal, lo que favorece la producción sostenible de alimentos al tiempo que protege los ecosistemas naturales. He aquí tres ejemplos de cómo los productos alimentarios y los bosques están entrelazados e impulsan el uso sostenible de la tierra y los cambios positivos en las comunidades de todo el mundo.

Café sostenible en la Amazonía, Ecuador
El café requiere de bosques saludables para que se mantengan las condiciones climáticas necesarias para obtener granos de calidad. Foto: PROAmazonía
Café libre de deforestación en Ecuador 

En Ecuador, una alianza entre el Gobierno, Lavazza y los productores locales de café pone de relieve la conexión vital entre el cultivo del café y la conservación de los bosques. El café, una de las bebidas más apreciadas del mundo, depende en gran medida de ecosistemas saludables, y los bosques desempeñan una función crucial en el mantenimiento de las condiciones climáticas necesarias para la producción de café de alta calidad.

La alianza para producir café libre de deforestación entre Ecuador y Lavazza promueve el cultivo de café al mismo tiempo que se preservan los bosques amazónicos circundantes. El fomento de prácticas sostenibles como la agrosilvicultura permite a los agricultores aumentar el rendimiento de sus cultivos sin invadir la selva tropical, lo que garantiza la salud a largo plazo tanto de sus cultivos como de los bosques.

Gonzalo Castillo, un productor local de café, afirma: "A nosotros nos beneficia que los bosques sigan en pie. Así podemos exigir mejores precios por nuestro café".

Ecuador alberga algunos de los bosques tropicales con mayor biodiversidad del mundo, incluida una parte importante de la selva amazónica, que desempeña una función crucial en la regulación del clima mundial y en el sustento de una increíble variedad de vida silvestre. Este rico ecosistema alberga miles de especies vegetales y animales, muchas de las cuales no se encuentran en ningún otro lugar del planeta.

La Amazonía también sustenta a comunidades indígenas que han conservado su patrimonio cultural y sus conocimientos tradicionales durante generaciones, lo que la convierte no solo en un tesoro ecológico, sino también en una parte vital de la identidad cultural y ambiental de Ecuador. La asociación entre Ecuador y Lavazza es, por lo tanto, un modelo de cómo el cultivo del café puede contribuir a la preservación de los bosques y proporcionar ingresos estables a las comunidades locales y a los pueblos indígenas como los shuar y los kichwa de Saraguro. 

La recuperación de los paisajes de karité en Ghana 

En toda África Occidental, el árbol de karité es una piedra angular tanto de las economías regionales como de la seguridad alimentaria, ya que sirve de medio de subsistencia a millones de personas y es la base de sistemas agrícolas sostenibles. Según la Global Shea Alliance (Alianza Mundial del Karité) (enlace en inglés), se estima que 16 millones de mujeres de 21 países africanos, desde Senegal hasta Sudán del Sur, dependen del árbol de karité como medio de subsistencia. La nuez de karité no solo es una valiosa fuente de ingresos, sino que también se utiliza en muchos alimentos y cosméticos tradicionales. 

En Ghana, las mujeres tienen un rol central en todas las etapas de la cadena de valor del karité, desde la recolección de las nueces en las comunidades rurales hasta la elaboración y venta de la manteca de karité en los mercados locales e internacionales. Por ello, el Proyecto de Reducción de Emisiones del Paisaje del Karité de Ghana (GSLERP, por sus siglas en inglés) (enlace en inglés) se centra en restaurar las poblaciones de árboles de karité en paisajes degradados mediante el fomento de las inversiones en la cadena de valor del karité y el empoderamiento de las mujeres (enlace en inglés). Para ello, crea viveros liderados por mujeres que suministran plántulas de karité y otros árboles valiosos, como el baobab, la moringa y árbol del dawadawa, así como otras especies autóctonas, con el fin de restaurar las tierras degradadas de la zona norte de la sabana. Esto contribuye a mejorar la fertilidad del suelo, restaurar los hábitats de la vida silvestre y apoyar los medios de subsistencia locales. 

Masahudu Janieda, agricultora y productora de manteca de karité de Tamale, en el norte de Ghana, empezó a elaborar manteca de karité cuando era joven, poco después del nacimiento de su primer hijo. Asegura: "Somos muy fuertes y ahora podemos resolver nuestros problemas gracias al negocio de la manteca de karité, que ha cambiado por completo la vida de nuestra familia. El karité es lo que nos hace quienes somos". 

Ghana alberga uno de los ecosistemas forestales más diversos de África Occidental, rico en biodiversidad y patrimonio cultural, que sustenta a las comunidades locales y la vida silvestre. La restauración de los paisajes de karité fortalece la seguridad alimentaria al mejorar la fertilidad del suelo, aumentar la biodiversidad e impulsar la resiliencia climática. Los impactos ambientales positivos del karité están relacionados con las características de los sistemas de agrosilvicultura de la región, ya que los árboles crecen de forma natural, sin necesidad de fertilizantes, y conviven con otros cultivos como el mijo y el maíz en granjas de pequeños agricultores, lo que crea un paisaje rico y diverso que actúa como un sumidero natural de carbono (enlace en inglés). Por lo tanto, promover el cultivo sostenible del karité y restaurar las zonas degradadas contribuye a proteger ecosistemas forestales vitales, al tiempo que proporciona una fuente constante de alimentos e ingresos a las comunidades. 

Mujeres indonesias en Java Occidental
Las mujeres desempeñan una función vital en el cultivo del arroz en Indonesia, ya que se encargan de la gestión de los campos desde la siembra hasta la cosecha. Foto: PNUD Indonesia
Cultivo sostenible del arroz mediante agrosilvicultura en Indonesia 

Indonesia alberga la tercera selva tropical más grande del mundo (enlace en inglés), con gran riqueza en biodiversidad y patrimonio cultural. En distintas partes del archipiélago, la integración de prácticas agrosilvícolas al cultivo del arroz está revolucionando la forma de enfocar la agricultura en las comunidades locales. El arroz es un alimento básico para millones de personas y su cultivo requiere tradicionalmente grandes extensiones de tierra. 

Los programas de silvicultura social de Indonesia (enlace en inglés) ayudan a las comunidades locales a obtener acceso legal a las tierras forestales para actividades productivas y sostenibles, incluida la agrosilvicultura, que integra los árboles con los cultivos y el ganado. Este enfoque no solo consiste en preservar los bosques, sino en transformarlos en fuentes de sustento y resiliencia para las personas que dependen de ellos. 

Una de las contribuciones más significativas de la agrosilvicultura es la función que cumple en el cultivo sostenible del arroz. Al mejorar la fertilidad del suelo y la retención de agua, la agrosilvicultura aumenta la productividad del arroz, lo que ayuda a garantizar el suministro de alimentos y, al mismo tiempo, restaurar los ecosistemas forestales degradados. La combinación de árboles y arrozales demuestra que los bosques y las granjas no tienen por qué competir entre sí, sino que pueden prosperar juntos en beneficio tanto de las personas como de la naturaleza. Esta práctica también mejora la biodiversidad y crea un hábitat en el que la vida silvestre y la agricultura pueden coexistir en armonía. 

Las mujeres cumplen un papel vital en el cultivo del arroz, ya que se encargan de la gestión de los campos desde la siembra hasta la cosecha. En la aldea de Kasepuhan Cibedug, en Java Occidental, por ejemplo, donde los hombres suelen migrar a las zonas urbanas, las mujeres siguen siendo el pilar de las comunidades rurales, y la mayoría se dedican diariamente a las actividades de los arrozales (enlace en inglés). A pesar de que a menudo se enfrentan a dificultades como el acceso limitado a la tierra y los recursos, se encargan de tareas clave como la siembra, el trasplante, el arado y el riego, lo que garantiza una producción constante de arroz. También trabajan para proteger los bosques y restaurar las zonas que han sido deforestadas. 

Yunengsih, agricultora y artesana de Kasepuhan Cibedug en Java Occidental
"Nosotras las mujeres protegemos el bosque para poder cultivar y producir nuestros alimentos diarios", afirma Yunengsih, agricultora y artesana de la aldea de Kasepuhan Cibedug, en Java Occidental (Indonesia). Foto: Roy Prasetyo/PNUD Indonesia

Yunengsih, agricultora y artesana de la aldea, destaca la conexión entre los bosques y la producción de alimentos: "Nosotras las mujeres protegemos el bosque para poder cultivar y producir nuestros alimentos diarios". 

Mediante la promoción de la gestión forestal comunitaria, la silvicultura social fomenta la colaboración entre agricultores, gobiernos locales y la sociedad civil, lo que conduce a prácticas de uso de la tierra más sostenibles que benefician tanto a las personas como al medio ambiente. En última instancia, la silvicultura social en Indonesia es una estrategia clave para lograr el doble objetivo de mejorar la productividad agrícola, como el cultivo del arroz, y garantizar la conservación de los bosques para la estabilidad ambiental y económica a largo plazo.

 

*

 

El programa Clima y Bosques del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) promueve sistemáticamente la equidad social, incluidos los derechos, el conocimiento y la inclusión de los pueblos indígenas y las comunidades locales, para garantizar que las soluciones forestales al cambio climático contribuyan de manera significativa al cumplimiento de las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC, por sus siglas en inglés) y al avance de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). 

La iniciativa de café libre de deforestación del Ecuador se implementa con financiación del Fondo Verde para el Clima (FVC) y el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM), y se desarrolla en el marco de PROAmazonía, el Programa Integral Amazónico de Conservación de Bosques y Producción Sostenible, una iniciativa gubernamental nacional liderada por el Ministerio de Medio Ambiente y Agua, y el Ministerio de Agricultura y Ganadería, con el apoyo del PNUD. 

El Proyecto de Reducción de Emisiones del Paisaje del Karité de Ghana cuenta con la financiación del FVC y su implementación corre a cargo de la Comisión Forestal de Ghana, con el apoyo técnico de la Global Shea Alliance y el PNUD. 

El proyecto de pagos basados en los resultados de REDD+ (reducción de las emisiones debidas a la deforestación y la degradación forestal) de Indonesia cuenta con la financiación del FVC y su implementación corre a cargo del Fondo para el Medio Ambiente de Indonesia (BPDLH, Badan Pengelola Dana Lingkungan Hidup), con la contribución técnica del Ministerio de Medio Ambiente y el Ministerio de Silvicultura de la República de Indonesia.

El Programa de Colaboración de las Naciones Unidas para Reducir las Emisiones debidas a la Deforestación y la Degradación Forestal en los Países en Desarrollo (Programa ONU-REDD) apoya al PNUD en la prestación de asistencia técnica a estas iniciativas.