
Foto: PNUD Ecuador
“La naturaleza nos cuida, por eso hemos tomado la medida de protegerla y a todos los seres que viven en ella. Estoy muy agradecida con quienes nos apoyaron. Me siento muy orgullosa hoy”. Con estas palabras, pronunciadas en Macas, en el corazón de la Amazonía ecuatoriana, Mónica Antich, del Centro Shuar Tsuntsuim, expresó el profundo vínculo entre su pueblo y la tierra que han protegido durante generaciones.
Macas, ubicada en el sureste de Ecuador, es la capital de la provincia de Morona Santiago, una provincia con gran riqueza natural y diversidad cultural. Luego de más de diez años de lucha, la comunidad de Mónica, y dos comunidades más pertenecientes a la Nacionalidad Shuar de Morona Santiago recibieron el 18 de julio del 2025, los títulos de propiedad de sus territorios ancestrales, consolidando así su adjudicación formal.
Durante este proceso, más de 1000 habitantes han sido beneficiarios de los centros shuar Pumpuis, Tayuntza Norte, Kampan, Tunants y Tsuntsuim, de los cuales casi la mitad son mujeres. Este paso asegura la garantía del ejercicio del derecho al territorio y a la propiedad colectiva de sus tierras reforzando su papel en el cuidado de la selva amazónica. “Hoy es un día histórico”, dijo Manuel Najandey, presidente del Centro Shuar Kampan. “Durante más de diez años estuvimos olvidados. Pero nunca nos rendimos. Durante todos esos años, estuvimos preocupados, luchando firmemente por lo que hoy hemos logrado. Recibir este título es un momento muy emocionante para mí y para toda mi comunidad”.
Asegurar los derechos sobre la tierra para los pueblos indígenas y comunidades locales es fundamental para proteger su identidad cultural, garantizar su subsistencia y preservar los ecosistemas que gestionan de forma sostenible. Los pueblos indígenas gestionan más de un tercio de los bosques intactos del mundo (enlace en inglés), que contiene gran parte de la biodiversidad del planeta y el carbono almacenado en el suelo y la biomasa, pero apenas poseen legalmente una parte mínima (enlace en inglés) del territorio que habitan y protegen.
Foto: PNUD Ecuador
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Un día histórico para la Amazonía
El evento en Macas representó un paso significativo en el fortalecimiento del vínculo entre el Estado ecuatoriano y las comunidades indígenas amazónicas. Ese día, el gobierno nacional entregó formalmente títulos de adjudicación de tierras que garantizan la seguridad jurídica de tres centros shuar en el Bosque Protector Kutukú Shaimi, una de las principales y más grandes áreas de conservación en la Amazonía ecuatoriana. La ceremonia fue liderada por el Presidente de la República, Daniel Noboa Azín, y la Ministra del Ambiente, Agua y Transición Ecológica, María Luisa Cruz, ante más de 1500 asistentes.
“Venimos a saldar una deuda histórica, entregando los títulos de propiedad para más de 9300 hectáreas que ustedes han protegido, cuidado y sobre todo conservado. Venimos a reconocer su sabiduría y el respeto que han tenido por la naturaleza”, afirmó la ministra María Luisa Cruz en su discurso.
Se adjudicaron: 2636 hectáreas al Centro Shuar Tunants, 3879 hectáreas al Centro Shuar Kampan, 2809 hectáreas al Centro Shuar Tsuntsuim. Estas se suman a las hectáreas ya gestionadas en los Centros Shuar Pumpuis con 1753 hectáreas y Tayuntza Norte con 7331 hectáreas. En total, a lo largo de 2024 y 2025 se han adjudicado un total de 18 408 hectáreas en el Bosque Protector Kutukú Shaimi.
Gracias al trabajo liderado por el Ministerio del Ambiente, Agua y Transición Ecológica (MAATE), con la Asistencia Técnica del Programa De Las Naciones Unidas Para El Desarrollo (PNUD) a través del Proyecto Pago por Resultados REDD+ y PROAmazonía, con financiamiento canalizado por el Fondo Verde para el Clima, estas áreas de la selva amazónica ahora quedan bajo la protección legal del pueblo shuar, así devueltas a sus legítimos custodios.
“Este avance es fruto de más de una década de trabajo sostenido en donde el PNUD, como agencia líder de desarrollo de la ONU, , ha acompañado al Ecuador y sus instituciones a cumplir con los compromisos establecidos en la Constitución y en el Plan de Acción REDD+, así como compromisos internacionales como la Agenda 2030 que reconoce que un desarrollo verdaderamente inclusivo y equitativo solo es posible si se otorga voz y espacio a los pueblos indígenas”, comentó Inka Mattila, Representante Residente de PNUD en Ecuador.

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Un proceso participativo y riguroso
Este logro no fue casual. Durante cuatro años, las comunidades y las instituciones trabajaron juntas mediante un proceso riguroso y participativo, basado en el principio de Consulta Previa, Libre e Informada (CPLI). Se realizaron en total 72 espacios participativos (incluyendo asambleas comunitarias) - 10 en Pumpuis, 17 en Tayuntza Norte, 16 en Tunants, 13 en Kampan y 16 en Tsuntsuim - en las que se definieron límites territoriales y se elaboraron Planes de Manejo Integral junto a las comunidades.
“Elaboramos el plan junto con todos”, explicó Mateo Yangora, presidente del Centro Shuar Tunants. “Incluye acciones de conservación, porque la selva es nuestro sustento, nuestra vida”.

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El reconocimiento legal de sus tierras no solo promueve la justicia social y los derechos humanos, sino que también es clave para enfrentar el cambio climático. Las tierras entregadas están ubicadas en ecosistemas estratégicos de alta biodiversidad, y son clave para que Ecuador cumpla sus compromisos REDD+ (enlace en inglés) y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), así como sus compromisos climáticos en el marco del Acuerdo de París.
Además de la protección legal, los títulos permiten el acceso a servicios básicos como el agua potable y saneamiento. Para muchas mujeres, es también una oportunidad de desarrollo económico y comunitario. “Ahora, como mujeres, podemos emprender”, dijo Mónica Antich, del Centro Shuar Tsuntsuim. “Podemos asociarnos y mejorar nuestras comunidades. Yo invito a las demás mujeres a que legalicen sus tierras. Vale la pena”.
Proteger la selva es protegernos
Diversos estudios han demostrado que los territorios indígenas presentan menores tasas de deforestación y degradación ambiental. Esto se atribuye, en gran medida, al conocimiento ecológico tradicional, las prácticas sostenibles de gestión de la tierra y los fuertes vínculos culturales y espirituales que las comunidades indígenas mantienen con sus tierras ancestrales.
En el Centro Pumpuis, por ejemplo, se implementa un proyecto de restauración forestal que busca reforestar 100 hectáreas con 10.000 especies nativas, incluidas especies maderables, frutales y medicinales. Este esfuerzo contribuirá a la recuperación del Bosque Protector Kutukú Shaimi, una reserva vital, no solo para las comunidades locales, sino también para la salud ambiental del país.
“Sin árboles, nos enfermamos”, dijo Mónica. “La naturaleza cuida nuestra salud. Por eso hemos tomado un nuevo camino: proteger la selva, los animales y el agua”.
“El ser humano no está separado de la naturaleza”, agregó Manuel. “Somos parte de ella. Y seguiremos protegiendo la selva y toda la vida que contiene”.

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Un modelo a seguir
Este logro también representa un modelo replicable para otros pueblos indígenas. Por primera vez en más de una década, estas comunidades cuentan con un reconocimiento pleno y herramientas legales para proteger su territorio y construir un futuro sostenible y autónomo.
“Muchos no creían que esto fuera real, pero hoy lo vemos con nuestros propios ojos. Invito a otras comunidades a integrarse”, dijo, Mateo Yangora del Centro Shuar Tunants.
“Sin títulos, no hay garantías”, reafirmó Manuel. “Legalizar el territorio es proteger nuestros derechos, nuestra selva y nuestro futuro”.
Así, para las comunidades, los títulos significan mucho más que tierra: son dignidad, identidad y el derecho a decidir su autonomía. “Este proyecto ha beneficiado tanto a mujeres como a hombres, a todas nuestras familias, porque ahora tenemos nuestros territorios legalizados. Esto beneficia a toda la comunidad y a los socios, porque así estamos protegidos, y nadie puede venir a invadirnos. Ahora nos sentimos seguras”, afirmó Mónica Antich.
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La iniciativa Climate Promise del PNUD es la mayor cartera de apoyo a la acción climática del sistema de las Naciones Unidas, a través de la cual el PNUD trabaja con más de 140 países y territorios y beneficia directamente a 37 millones de personas. Esta cartera ejecuta más de 2.300 millones de dólares de los Estados Unidos en financiación basada en subvenciones y aprovecha la experiencia del PNUD en materia de adaptación, mitigación, mercados de carbono, clima y bosques, y estrategias y políticas climáticas. Visita nuestro sitio web climatepromise.undp.org/es y síguenos en @UNDPClimate.
El equipo de Clima y Bosques del PNUD promueve de manera sistemática la equidad social, incluyendo los derechos, los conocimientos y la inclusión de los pueblos indígenas y las comunidades locales, para garantizar que las soluciones forestales al cambio climático contribuyan significativamente al cumplimiento de las NDC y al avance de los ODS. El trabajo en la Amazonía ecuatoriana es apoyado por el Fondo Verde para el Clima a través de los pagos basados en resultados, así como por el Programa ONU-REDD mediante el impulso a la conservación de los bosques y los objetivos climáticos en la región.