Foto: PNUD Camboya
La energía desempeña un papel catalizador (enlace en inglés) en la aceleración del desarrollo sostenible, lo cual abarca la erradicación de la pobreza, la igualdad de género, la salud, la educación, el transporte, la creación de empleo y la resiliencia al cambio climático. Sin embargo, 666 millones de personas (enlace en inglés) a nivel mundial todavía carecen de acceso a la electricidad, y muchas de ellas se encuentran en zonas remotas donde la expansión de las redes nacionales sigue siendo inviable desde un punto de vista técnico y económico.
Más de 310 millones de personas (enlace en inglés) accedieron a la electricidad en la última década. Muchas comunidades rurales de África y Asia desplegaron sistemas de energía renovable distribuida (DRE, por sus siglas en inglés), como minirredes solares, que abastecen a pueblos enteros.
Sin embargo, el acceso a la energía sigue siendo frágil, ya que las crisis climáticas, económicas y sanitarias pueden reducir rápidamente los ingresos de hogares y empresas y afectar la demanda. Cuando ocurren estas crisis, se hace difícil para las comunidades pagar la electricidad, lo que las expone a cortes de suministro precisamente en los momentos en que contar con la energía es primordial. Estas interrupciones además desencadenan un efecto dominó: los proveedores de energía enfrentan un aumento de impagos, mientras que los inversores se muestran cada vez más cautelosos con mercados que perciben como de alto riesgo.
Las políticas y las herramientas de reducción del riesgo financiero han ayudado a mejorar las condiciones de inversión, pero no pueden proteger plenamente a los hogares, las empresas, los proveedores o los inversores de la volatilidad de los ingresos, que provoca los cortes de suministro y socava el acceso a la energía.
Foto: Africa Minigrids Program
Todo ello plantea una cuestión importante: ¿qué instrumentos adicionales pueden ayudar a salvaguardar el progreso cuando se producen shocks?
El último informe del PNUD, “Insurance for energy access: Unlocking economic resilience in rural communities” (Seguros para el acceso a la energía: cómo desbloquear la resiliencia económica en las comunidades rurales) (disponible en inglés), investiga cómo integrar soluciones de seguros en los ecosistemas de DRE para crear resiliencia comunitaria, proteger los flujos de caja de los inversores y estabilizar las operaciones de los proveedores de energía.
Cuando un seguro protege a los hogares de las crisis climáticas o económicas, las pequeñas empresas y los pequeños agricultores pueden seguir pagando la electricidad y mantener en funcionamiento tecnologías esenciales como el riego solar y la refrigeración. Las mismas tecnologías también mejoran la resiliencia al cambio climático, mantienen los medios de subsistencia y reducen la exposición a futuros riesgos. Para los inversores, los flujos de caja se vuelven más fiables y la financiación a gran escala resulta más ventajosa. Y para los proveedores de energía, los seguros pueden desempeñar un papel clave en toda la cadena de valor al proteger los activos físicos, recuperar los costes derivados del mal funcionamiento de los productos y gestionar los riesgos de reembolso de los clientes.
Con el tiempo, se crea un círculo virtuoso: los seguros permiten la continuidad energética, lo que potencia la productividad y la resiliencia, reduce la vulnerabilidad a largo plazo y refuerza la sostenibilidad de los propios seguros.
Aunque todavía incipientes, los primeros proyectos piloto en África empiezan a demostrar el potencial de las soluciones integradas de seguros. En Nigeria, Bboxx, un proveedor de servicios de energía renovable distribuida, se asoció con la empresa de tecnología de seguros Turaco (enlace en inglés) para integrar una cobertura sanitaria y de vida dentro de su plan de pago por uso (PAYGo) de energía solar, logrando así proteger a los hogares frente a las crisis de ingresos y mejorar al mismo tiempo las tasas de reembolso. En Rwanda, el seguro móvil (enlace en inglés) para conductores de motocicletas muestra cómo las plataformas digitales de confianza pueden ampliar la cobertura a los trabajadores informales y de bajos ingresos. Por último, en Zambia, una alianza entre Vitalite y Pula (disponible en inglés) vinculó la adquisición de energía solar con un seguro basado en índices agrícolas (seguro parametrizado). Este tipo de seguro desencadena pagos compensatorios a los agricultores cuando se cumple un índice de sequía predefinido, como un nivel específico de precipitaciones o de humedad del suelo, lo que permite a los agricultores seguir pagando la energía incluso después de pérdidas relacionadas con la sequía.
Fotos: Africa Minigrids Program
El siguiente paso está claro: pasar de los proyectos piloto a una implementación a escala
Lograr el acceso universal a la energía para los residentes más vulnerables de África y Asia depende en última instancia de nuestra capacidad para comprender, gestionar y compartir los riesgos.
En la actualidad, los seguros siguen siendo un instrumento ampliamente desaprovechado para mejorar la viabilidad del acceso a la energía a escala. Sin embargo, estos ejemplos demuestran el potencial que pueden tener, especialmente cuando se complementan con modelos de financiación innovadores y reformas políticas, para estabilizar los flujos de efectivo de las empresas energéticas y, de este modo, ofrecer un estudio de viabilidad para que los inversores y las empresas energéticas alcancen a una base de clientes más amplia. Al alinear estas herramientas y agrupar los riesgos en sectores interconectados como la agricultura, la sanidad y las pequeñas empresas, los países pueden amortiguar el impacto de las perturbaciones antes de que se propaguen por el sistema.
A través del Africa Minigrids Program (Programa de Minirredes para África), el PNUD explora enfoques de reducción de riesgos para ayudar a los gobiernos a identificar, priorizar y reducir sistemáticamente los riesgos de inversión en los mercados de energía renovable distribuida, con vistas a cerrar la brecha entre la ambición normativa y los proyectos financiables. Los seguros se perfilan como una herramienta prometedora de reducción de riesgos para reforzar la resiliencia de los mercados energéticos emergentes. Los gobiernos, las aseguradoras, los socios para el desarrollo y los proveedores de energía deben colaborar ahora para diseñar, probar y ampliar soluciones que integren la protección y el acceso. Incorporar los seguros a la arquitectura del acceso a la energía desde el principio podría transformar la vulnerabilidad en resiliencia y hacer del acceso a la energía no solo un objetivo, sino una garantía.
El nuevo informe del PNUD, “Insurance for energy access: Unlocking economic resilience in rural communities” (disponible en inglés), ofrece una evaluación panorámica de cómo los seguros pueden complementar las herramientas de reducción de riesgos existentes y mejorar la viabilidad de la energía renovable distribuida en mercados vulnerables.