¿Qué es la mitigación del cambio climático y por qué es urgente?

Artículos explicativos
¿Qué es la mitigación del cambio climático y por qué es urgente?

Resumen

  • La mitigación del cambio climático implica medidas para reducir o prevenir las emisiones de gases de efecto invernadero procedentes de las actividades humanas.
  • Los esfuerzos de mitigación incluyen la transición a fuentes de energía renovables, la mejora de la eficiencia energética, la adopción de prácticas agrícolas regenerativas y la protección y restauración de bosques y ecosistemas críticos.
  • Una mitigación eficaz requiere un enfoque que abarque a toda la sociedad y transformaciones estructurales para reducir las emisiones y limitar el calentamiento global a 1,5 °C por encima de los niveles preindustriales.
  • La cooperación internacional, a través del Acuerdo de París, por ejemplo, es crucial para orientar y alcanzar los objetivos de mitigación mundiales y nacionales.
  • Los esfuerzos de mitigación se enfrentan a obstáculos como la dependencia arraigada del mundo a los combustibles fósiles, el aumento en la demanda de nuevos recursos minerales y las dificultades para renovar nuestros sistemas alimentarios.
  • Estos obstáculos también ofrecen oportunidades para mejorar la resiliencia y contribuir al desarrollo sostenible.
¿Qué es la mitigación del cambio climático?

La mitigación del cambio climático se refiere a cualquier medida adoptada por los gobiernos, las empresas o las personas para reducir o evitar las emisiones de gases de efecto invernadero, o para mejorar los sumideros de carbono que los eliminan de la atmósfera. Estos gases atrapan el calor del sol en la atmósfera del planeta y hacen que la temperatura se mantenga elevada.

Desde los inicios de la era industrial, la actividad humana ha provocado la emisión de niveles peligrosos de gases de efecto invernadero, lo que ha provocado el calentamiento global y el cambio climático. Sin embargo, a pesar de las investigaciones inequívocas sobre el impacto de nuestras actividades en el clima del planeta y de la creciente sensibilización sobre el grave peligro que el cambio climático supone para nuestras sociedades, las emisiones de estos gases siguen aumentando. Si logramos frenar este aumento, podremos ralentizar el ritmo del cambio climático y evitar sus peores consecuencias.

La reducción de los gases de efecto invernadero se puede lograr mediante:

  • El abandono de los combustibles fósiles: los combustibles fósiles son la mayor fuente de gases de efecto invernadero, por lo que es crucial la transición a fuentes modernas de energía renovable, como la solar, la eólica y la geotérmica, y el fomento de modos de transporte sostenibles.
  • La mejora de la eficiencia energética: utilizar menos energía en general –en edificios, industrias, espacios públicos y privados, generación y transmisión de energía y transporte– contribuye a reducir las emisiones. Esto puede lograrse por medio del uso de normas de confort térmico, un mejor aislamiento y electrodomésticos de bajo consumo, y con la mejora del diseño de los edificios, los sistemas de transmisión de energía y los vehículos.
  • El cambio de las prácticas agrícolas: algunos métodos de cultivo liberan grandes cantidades de metano y óxido nitroso, que son potentes gases de efecto invernadero. Las prácticas agrícolas regenerativas –como la mejora de la salud del suelo, la reducción de las emisiones relacionadas con la ganadería, las técnicas de siembra directa y el uso de cultivos de cobertura– favorecen la mitigación, mejoran la resiliencia y disminuyen la carga de costos para los agricultores.
  • La gestión sostenible y la conservación de los bosques: los bosques actúan como sumideros de carbono, dado que absorben dióxido de carbono y reducen la concentración global de gases de efecto invernadero en la atmósfera. Las medidas para reducir la deforestación y la degradación de los bosques son fundamentales para mitigar el cambio climático y generan múltiples beneficios adicionales, como la conservación de la biodiversidad y la mejora de los ciclos del agua.
  • La restauración y la conservación de ecosistemas críticos: además de los bosques, los ecosistemas como los humedales, las turberas y los pastizales, y los biomas costeros como los manglares, también contribuyen significativamente al secuestro de carbono, al tiempo que apoyan la biodiversidad y mejoran la resiliencia climática.
  • La creación de un entorno favorable: las inversiones, las políticas y las normativas que fomentan la reducción de emisiones, como los incentivos, la fijación del precio del carbono y los límites a las emisiones de sectores clave, son cruciales para impulsar la mitigación del cambio climático.
¿Qué es el objetivo de 1,5 °C y por qué debemos mantenerlo?

En 2015, 196 Partes de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Clima adoptaron en París el Acuerdo de París, un tratado internacional histórico, cuyo objetivo es limitar el calentamiento global y hacer frente a los efectos del cambio climático. Su principal ambición es restringir el aumento de las temperaturas medias mundiales a un nivel muy inferior a los 2 °C por encima de los niveles observados antes de la era industrial, al tiempo que prosiguen los esfuerzos para limitar el aumento a 1,5 °C.

El objetivo de 1,5 °C es de suma importancia, especialmente para las comunidades vulnerables que ya están sufriendo los graves impactos del cambio climático. Limitar el calentamiento por debajo de 1,5 °C se traducirá en una disminución de los fenómenos meteorológicos extremos y de la elevación del nivel del mar, un menor estrés sobre la producción de alimentos y el acceso al agua, una menor pérdida de biodiversidad y de ecosistemas, y una menor probabilidad de consecuencias climáticas irreversibles.

Para limitar el calentamiento global al umbral crítico de 1,5 °C, es imperativo que el mundo emprenda importantes medidas de mitigación. Para ello, es necesario reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 45 % antes de 2030 y lograr cero emisiones netas para mediados de siglo.

¿Qué instrumentos normativos pueden utilizar los países para impulsar la mitigación?

Todo el mundo tiene una función que desempeñar en la mitigación del cambio climático, desde las personas que adoptan hábitos sostenibles y abogan por el cambio hasta los gobiernos que ponen en marcha normativas, ofrecen incentivos y facilitan las inversiones. El sector privado, sobre todo las empresas y compañías responsables de las elevadas emisiones, debe asumir una función de liderazgo en la innovación, la financiación y el impulso de soluciones de mitigación del cambio climático.

La colaboración internacional y la transferencia de tecnología también son cruciales, dada la naturaleza global y la magnitud del reto. El acuerdo de París, como principal plataforma para la cooperación internacional en materia de acción climática, ha establecido una serie de responsabilidades y herramientas normativas para sus signatarios. Uno de los principales instrumentos para alcanzar los objetivos del tratado son las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC, por sus siglas en inglés). Se trata de los compromisos climáticos nacionales que cada parte debe establecer y actualizar cada cinco años. Las NDC articulan la forma en que cada país contribuirá a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y a mejorar la resiliencia climática.
Mientras que las NDC incluyen metas a corto y mediano plazo, las estrategias de desarrollo con bajas emisiones a largo plazo son herramientas normativas de conformidad con el Acuerdo de París, a través de las cuales los países deben mostrar cómo planean alcanzar la neutralidad en carbono para mediados de siglo. Estas estrategias establecen una visión a largo plazo que da coherencia y dirección a las metas climáticas nacionales a más corto plazo.

Al mismo tiempo, el llamado a la mitigación del cambio climático se ha convertido en un llamado a la acción reparadora, en el que se insta a los países de altos ingresos a rectificar sus acciones pasadas y actuales que han contribuido a la crisis climática. Este planteamiento es un reflejo de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), que aboga por la justicia climática, reconoce la desigual responsabilidad histórica en torno a la crisis climática y hace énfasis en que los países más ricos, al haberse beneficiado económicamente de actividades con altas emisiones, tienen una mayor obligación de liderar la mitigación de estos impactos. Esto incluye no solo reducir sus propias emisiones, sino también apoyar a los países vulnerables en su transición hacia vías de desarrollo con bajas emisiones.

Otro aspecto fundamental es garantizar una transición justa para la fuerza laboral y las comunidades que dependen de la industria de los combustibles fósiles y sus numerosas industrias conexas. Este proceso debe dar prioridad a la equidad social y crear oportunidades de empleo alternativas como parte de la transición hacia energías renovables y prácticas más sostenibles.

En el caso de las economías emergentes, la innovación y los avances tecnológicos han demostrado que es posible lograr un crecimiento económico sólido con fuentes de energía limpias y sostenibles. Al integrar tecnologías de energías renovables como la solar, la eólica y la geotérmica en sus estrategias de crecimiento, estas economías pueden reducir sus emisiones, aumentar la seguridad energética y crear nuevas oportunidades económicas y empleos. Este cambio no solo contribuye a los esfuerzos mundiales de mitigación, sino que también sienta un precedente para el desarrollo sostenible.

¿Qué dificultades frenan los esfuerzos de mitigación del cambio climático?

La mitigación del cambio climático está plagada de complejidades, entre ellas la arraigada dependencia de la economía mundial de los combustibles fósiles y el reto que conlleva la eliminación de las subvenciones a los combustibles fósiles. Esta dependencia –y los intereses creados que apuestan por mantenerla– supone un obstáculo importante para la transición a fuentes de energía sostenibles.

La transición hacia la descarbonización y las energías renovables aumenta la demanda de minerales críticos como el cobre, el litio, el níquel, el cobalto y los metales de tierras raras. Dado que los nuevos proyectos mineros pueden tardar hasta 15 años en generar resultados, las cadenas de suministro de minerales podrían convertirse en un cuello de botella para los esfuerzos de descarbonización. Además, estos minerales se encuentran predominantemente en unos pocos países, en su mayoría de bajos ingresos, lo que podría aumentar las vulnerabilidades de la cadena de suministro y las tensiones geopolíticas.

Asimismo, debido a la importante demanda de estos minerales y a la urgencia de la transición energética, el aumento de las inversiones en el sector tiene el potencial de agravar la degradación medioambiental, los riesgos económicos y de gobernanza y las desigualdades sociales, lo que puede afectar a los derechos de los pueblos indígenas, las comunidades locales y los trabajadores. Para abordar estas preocupaciones es necesario aplicar salvaguardias sociales y medioambientales, adoptar los principios de la economía circular y elaborar y aplicar políticas y normativas responsables.

En la actualidad, la agricultura es el principal impulsor de la deforestación en todo el mundo. La transformación de nuestros sistemas alimentarios para revertir el impacto que la agricultura tiene sobre los bosques y la biodiversidad es, sin duda, un reto complejo. Pero también es una oportunidad importante. El último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) destaca que las opciones de adaptación y mitigación relacionadas con la tierra, el agua y los alimentos ofrecen el mayor potencial para responder a la crisis climática. La transición a prácticas agrícolas regenerativas no solo garantizará un suministro de alimentos sano, justo y estable para la población mundial, sino que también ayudará a reducir significativamente las emisiones de gases de efecto invernadero.

¿Qué ejemplos pueden citarse de mitigación del cambio climático?

En Mauricio (enlace en inglés), el PNUD, con financiación del Fondo Verde para el Clima, ha ayudado al Gobierno a instalar baterías de almacenamiento de energía que han permitido conectar a la red 50 MW de energía renovable intermitente, lo que ha contribuido a evitar la emisión de 81.000 toneladas anuales de dióxido de carbono.

En Indonesia (enlace en inglés), el PNUD lleva más de un decenio trabajando con el Gobierno para apoyar la producción sostenible de aceite de palma. En 2019, el país adoptó un Plan de Acción Nacional sobre Aceite de Palma Sostenible, que se desarrolló de forma colaborativa entre los representantes del gobierno, la industria y la sociedad civil. El plan aumentó la adopción de prácticas para minimizar los efectos sociales y medioambientales adversos de la producción de aceite de palma y proteger los bosques. Desde 2015, se ha evitado la emisión directa de 37 millones de toneladas de gases de efecto invernadero y se han protegido 824.000 hectáreas de tierras con alto valor de conservación.

En Moldova y Paraguay, el PNUD ha contribuido a poner en marcha laboratorios de ciudades verdes que están ayudando a construir ciudades más sostenibles. Esto se logra mediante la adopción de planes de uso del suelo urbano y de movilidad, la priorización de la eficiencia energética en los edificios residenciales, la introducción de un transporte público con bajas emisiones de carbono, la implementación de una gestión de residuos eficiente en el uso de los recursos y la transición a fuentes de energía renovables.

El PNUD ha apoyado a los gobiernos del Brasil, Costa Rica, el Ecuador e Indonesia (enlace en inglés) en la implementación de pagos basados en resultados de REDD+ (reducción de las emisiones debidas a la deforestación y la degradación forestal). Estos incluyen pagos por servicios ambientales y programas de gestión forestal comunitaria que canalizan los recursos internacionales de financiación climática en los actores locales sobre el terreno, concretamente, las comunidades forestales y los pueblos indígenas.

El PNUD también apoya a los pequeños Estados insulares en desarrollo, como las Comoras, para que inviertan en energías renovables e infraestructuras sostenibles. A través del Africa Minigrids Program (Programa miniredes de África), se instalarán minirredes solares en dos comunidades prioritarias, Gran Comora y Mohéli, para suministrar acceso energético a las personas de más difícil acceso mediante la distribución de soluciones de energía renovable.

Asimismo, en los centros comerciales de Sudáfrica (enlace en inglés) se ha establecido una iniciativa del PNUD para sensibilizar a la población general acerca de la eficiencia energética y mejorar las normas de etiquetado.

¿Qué es la mitigación del cambio climático y por qué es urgente?
¿Cuál es la función del PNUD en el apoyo a la mitigación del cambio climático?

El PNUD tiene como objetivo ayudar a los países en sus esfuerzos de mitigación del cambio climático y guiarlos hacia un desarrollo sostenible, con bajas emisiones de carbono y resiliente al clima. Este apoyo se ajusta a la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), en particular los relacionados con la energía asequible y limpia (ODS 7), las ciudades y comunidades sostenibles (ODS 11) y la acción climática (ODS 13). En concreto, la oferta de apoyo del PNUD incluye el desarrollo y la mejora de la legislación y las políticas, las normas y los reglamentos, la creación de capacidades, la difusión de conocimientos y la movilización financiera para que los países pongan a prueba y amplíen las soluciones de mitigación, como los proyectos de energías renovables, las iniciativas de eficiencia energética y las prácticas de uso sostenible de la tierra.

Con el apoyo financiero del Fondo para el Medio Ambiente Mundial y el Fondo Verde para el Clima, el PNUD tiene una cartera activa de 94 proyectos de mitigación del cambio climático en 69 países. Estas iniciativas no solo tienen como objetivo reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, sino también contribuir a vías de desarrollo sostenibles y resilientes.

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