¿Qué es la transición justa? ¿Y por qué es importante?

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Estudiantes de la India almuerzan cocinados con el vapor generado por un generador de vapor basado en energía solar
Foto: Prashanth Vishwanathan/PNUD India
También disponible en inglés y francés

Desde la revolución industrial, los combustibles fósiles han impulsado un crecimiento y un desarrollo extraordinarios, aunque con enormes costos para nuestro clima. Como resultado directo, hoy nos enfrentamos a una situación de emergencia climática.

Para evitar la catástrofe, debemos actuar ya y dar un giro radical para lograr un futuro sostenible y con cero emisiones netas. Esta transición tiene que llevarse a cabo no solo rápidamente, sino también de una manera justa e inclusiva.

Hacer una buena transición ofrece inmensas oportunidades: un cambio sistémico que permitirá que todas las comunidades, la fuerza laboral y los países prosperen.

Resulta prometedor que el impulso en torno a la "transición justa" esté ganando velocidad. Observamos cómo se introduce en el diálogo mundial relativo a la descarbonización y al objetivo de cero emisiones netas. Cada vez son más los países que se están refiriendo a ella en sus planes climáticos a corto y largo plazo. Los socios se están uniendo, y se están formando coaliciones.

¿Pero en qué consiste?

 

¿Qué se entiende por “transición justa”?

El concepto de “transición justa” existe desde la década de 1980, cuando fue utilizado por los sindicatos estadounidenses en un movimiento para proteger a los trabajadores afectados por las nuevas reglamentaciones sobre contaminación del agua y el aire.  

En los últimos años, el concepto ha tomado fuerza en lo que se refiere al cumplimiento de los objetivos climáticos para garantizar que la sociedad en su conjunto —todas las comunidades, todos los trabajadores, todos los grupos sociales— estén el centro de un futuro con cero emisiones netas.

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) lo define de la siguiente manera: “Ecologizar la economía de la manera más justa e inclusiva posible para todos los interesados, creando oportunidades de trabajo decente y sin dejar a nadie atrás”.

Si bien esto sienta unas bases sólidas, su interpretación varía de un país a otro y de una región a otra.

No obstante, lo importante es que cada país fomente un diálogo continuo con objeto de adoptar una perspectiva común del concepto de transición justa para sus trabajadores, comunidades y empresas afectados.

 

¿Por qué ahora se habla más de “transición justa”?

Ante el empeoramiento de los efectos adversos del cambio climático cada año y la rápida disminución del margen para actuar, los países están redoblando sus esfuerzos para descarbonizar, ecologizar sus economías y aumentar la resiliencia.

Sin embargo, lograr los objetivos del Acuerdo de París, es decir, limitar el calentamiento global a 1,5 grados centígrados o menos, requiere un cambio sin precedentes en la forma en que hacemos las cosas. Por otra parte, como la historia demuestra, un cambio repentino puede tener un alto costo para la fuerza laboral y la sociedad.

A medida que estos cambios tienen lugar, aumenta el impulso en torno al concepto de transición justa.

Los gobiernos de todo el mundo reconocen cada vez más la importancia de esta transformación y citan los principios de la transición justa en sus planes climáticos a corto y largo plazo (que reciben el nombre de Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional” o NDC, por sus siglas en inglés, y estrategias a largo plazo, respectivamente).

Según el último informe publicado por el PNUD, los principios para una transición justa ahora se reflejan en el 38 % de las NDC y el 56 % de las estrategias a largo plazo, así como en un número creciente de iniciativas mundiales importantes.

Aunque sin duda queda mucho por hacer, estas son señales prometedoras.

 

¿Qué beneficios ofrece una transición justa para hacer frente al cambio climático?

Son muchas las maneras en que una transición justa puede ayudar a los países a hacer frente a los efectos del cambio climático y a ecologizar sus economías.

En primer lugar, aumenta el apoyo público. Si los gobiernos son capaces de demostrar los beneficios socioeconómicos que ofrece una transición verde —incluidos los beneficios económicos y los nuevos empleos verdes—, pueden obtener un amplio apoyo público en favor de una mayor ambición climática, ya que será más probable que los ciudadanos respalden las políticas e inversiones conexas.

En segundo lugar, promueve una revolución de empleos verdes, ya que los empleos alternativos creados garantizan salarios mínimos vitales, protecciones adecuadas en materia de seguridad en el lugar de trabajo y beneficios para la salud. Estos empleos de calidad mejorarán las condiciones de las personas, sus familias y sus comunidades. Pero también ayudarán a atraer a los trabajadores necesarios para la transformación económica.

En tercer lugar, sienta las bases sociales para una economía resiliente de cero emisiones netas. La planificación transparente y la participación activa de una amplia variedad de partes interesadas permitirán a los gobiernos poder minimizar los temores, la oposición y los conflictos intercomunitarios y generacionales que pueden impedir alejarse de los combustibles fósiles del pasado y otras actividades dañinas que están calentando nuestro planeta, como la deforestación y las prácticas de producción despilfarradoras.

En cuarto lugar, impulsa la adopción de soluciones locales. Al aplicar a la acción climática los principios de la transición justa —y someterse a los procesos consultivos asociados con el logro de una transición justa—, los países pueden comprender mejor las repercusiones (positivas y negativas) de una acción climática audaz y luego determinar cuáles son las mejores soluciones para su contexto. De esta forma, obtendrán los máximos beneficios.

En quinto lugar, refuerza la urgencia de aunar los esfuerzos para luchar contra el cambio climático. Las transiciones a menudo son disruptivas, y se necesita un esfuerzo deliberado para que fluyan. Una estrategia de transición justa, integrada en los planes climáticos a corto y largo plazo, como las NDC y las estrategias a largo plazo, ayudará a los dirigentes a mantenerse centrados en la tarea urgente de la descarbonización rápida mientras se esfuerzan por obtener resultados justos e inclusivos.

Sin embargo, cabe destacar que una transición justa no solo ayuda a impulsar la acción climática. También promueve la consecución de todos los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), en particular los relacionados con la energía asequible y limpia, el trabajo decente, el crecimiento económico, la reducción de las desigualdades y la producción y el consumo responsables.

Gaziza Yerzhanova, especialista en protección ambiental que trabaja en el puerto marítimo de Aktau en Kazajstán
Foto: Yegor Goncharov/PNUD Kazajstán
¿Quiénes son los responsables de lograr una transición justa, y quiénes intervienen en ella?

Los gobiernos en todos los niveles —nacionales, regionales y locales—, las empresas y las organizaciones laborales son, todos ellos, agentes de cambio en la transición justa.

Además de convocar el diálogo social y las consultas, los gobiernos tienen la responsabilidad primordial de establecer los marcos normativos y reglamentarios necesarios para acelerar la acción climática sustentada en una transición justa. También son inversores —ya que son propietarios de las empresas y las infraestructuras estatales— y empleadores de trabajadores del sector público.

Las empresas, por su parte, desempeñan un papel importante en la identificación de riesgos y el aprovechamiento de oportunidades, incluida la formación y el desarrollo de nuevas competencias para los empleados. También son fundamentales para garantizar el respeto de los derechos laborales y los derechos humanos a medida que las empresas se incorporan a sectores ecológicos.

Las organizaciones laborales, incluidos los sindicatos y los grupos de promoción locales y regionales, también son, por supuesto, esenciales para lograr una transición justa, ya que garantizan que las necesidades de a fuerza laboral estén representadas lo más plenamente posible.

 

¿Cuáles son los obstáculos para lograr una transición justa y cómo podemos superarlos?

Los gobiernos se enfrentan a una serie de obstáculos para lograr una transición justa y ecológica. Entre ellos cabe señalar la falta de claridad y consenso en la definición de “transición justa”; la escasez de datos sobre los beneficios de una transición verde y los efectos de las diferentes políticas en los distintos segmentos de la sociedad; la falta de capacidad nacional (para formular las políticas necesarias, pero también para subsanar la carencia de conocimientos); y, por último, la insuficiencia de las inversiones.

Como parte de sus planes climáticos a corto y largo plazo, el PNUD está ayudando a los gobiernos a hacer frente a estos problemas en cuatro ámbitos fundamentales: la realización de evaluaciones cualitativas y cuantitativas; la prestación de apoyo para mejorar el diálogo social; la creación de instituciones, políticas y capacidad; y la captación de la financiación necesaria o el acceso a ella.

 

¿Qué países van a la vanguardia en esta materia?

En el marco de la iniciativa Climate Promise, el PNUD está ayudando a 34 países y territorios de todo el mundo a fortalecer los principios, procesos y prácticas en materia de transición justa utilizando el Marco del PNUD para la incorporación de la transición justa en las NDC y las estrategias a largo plazo.

Países como Serbia (enlace en inglés), Costa Rica, y Zimbabwe (enlace en inglés), están construyendo una sólida base empírica en apoyo de una transición justa mediante la realización de evaluaciones cualitativas y cuantitativas (incluida la modelización económica) que analizan los efectos socioeconómicos de una transición verde. Esta información también ayuda a determinar medidas específicas para poblaciones vulnerables, como las mujeres y los trabajadores informales.

Mientras tanto, Sudáfrica y Antigua y Barbuda procuran demostrar los beneficios de un enfoque del conjunto de la sociedad y en el que una amplia variedad de partes interesadas participe en la definición de una visión común de “transición justa” y de las vías para lograrla. En la India, las medidas de creación de capacidad dirigidas a reforzar las competencias en el plano nacional, en particular de las mujeres y los jóvenes, están apoyando la revolución de los empleos verdes.

 

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Si este documento te resultó útil y deseas obtener más información sobre la transición justa en el plano mundial, consulta el nuevo informe del PNUD "How Just Transition can help deliver the Paris Agreement" (Cómo una transición justa puede ayudar a cumplir el Acuerdo de París).