Por qué el transporte de bajas emisiones es clave para América Latina y el Caribe

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Transporte de bajas emisiones en América Latina y el Caribe
Foto: PNUD Paraguay/Bruno Ferreiro
También disponible en inglés

El último informe del IPCC nos recuerda que debemos reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) al menos en un 40 % para el año 2030 si queremos limitar el aumento de la temperatura global a 1,5 °C. Ya hemos llegado a 1,1 °C, así que debemos actuar rápido.

El sector del transporte es la principal fuente de emisiones de GEI en América Latina y el Caribe (ALC); representa casi el 39 % de las emisiones totales. Al tratarse de una región donde el 80 % de los habitantes vive en ciudades, este sector también constituye una fuente de contaminación y ocasiona problemas de salud.

La región tiene la ventaja de contar con una de las redes eléctricas más limpias del mundo, ya que el 45 % de su generación de energía es hidroeléctrica.

Sin embargo, las inversiones en energía renovable no han avanzado de manera significativa en los últimos 20 años y la proporción de energía limpia va en disminución.

La región tiene un gran potencial de aumentar su capacidad de energía solar en un factor de 40 para 2050, pero hay casos en los que el almacenamiento de energía o las líneas de transmisión constituyen un obstáculo para avanzar. El hidrógeno verde en combinación con la generación de energía solar representa entonces una oportunidad para América Latina y el Caribe, no solo como solución para el “almacenamiento de energía” en áreas más remotas, sino también para agilizar la transición hacia el transporte de bajas emisiones.

Países como Costa RicaParaguay son claros ejemplos del potencial que tiene la región. Pese a que prácticamente toda su energía se genera a partir de fuentes renovables, el 42 % del total de emisiones de GEI en Costa Rica proviene de vehículos que usan combustibles fósiles. En el Paraguay, el 89 % de las emisiones totales del sector energético están vinculadas al transporte.

En resumen, el tema del transporte suele considerarse un desafío, pero también puede constituir una oportunidad si se buscan formas de reducir las emisiones rápidamente en la región de América Latina y el Caribe.

¿Cuánto se ha avanzado hasta ahora en materia de transporte de bajas emisiones en la región?

Las Contribuciones Determinadas a nivel Nacional (NDC, por sus siglas en inglés) son compromisos y planes de los países para hacer frente al cambio climático de conformidad con el Acuerdo de París. Teniendo en cuenta que el transporte contribuye en gran proporción a las emisiones, el sector es clave para alcanzar las metas del Acuerdo de París en la región.

Pero hay buenas noticias: de los 25 países apoyados por la iniciativa Climate Promise del PNUD en América Latina y el Caribe, 20 han incluido estrategias para un transporte de bajas emisiones en sus NDC. Además, todas las estrategias a largo plazo (LT-LEDS) presentadas por los países de América Latina y el Caribe ante la CMNUCC consideran que el transporte de bajas emisiones es esencial para alcanzar la descarbonización.

Un análisis interno del PNUD sobre las NDC actualizadas refleja que los países más comprometidos con el transporte eléctrico actualmente son Chile, Colombia, México y Uruguay.

Chile y Colombia se encuentran entre los países que más avances han logrado a escala mundial, al contar Chile con flotas de 1223 autobuses eléctricos y 3000 vehículos ligeros, y Colombia con 1589 autobuses y 6500 vehículos ligeros.

En Uruguay, el PNUD apoya las labores de transformación de energía del gobierno desde 2007. Al día de hoy, el 97 % de la electricidad del país se genera a partir de fuentes renovables, pero el sector del transporte lleva la delantera en cuanto a las emisiones de CO2 del país (41 %). El PNUD respaldó la iniciativa “Movés”, que brindó apoyo a instituciones locales para favorecer las condiciones en pro de una movilidad más sostenible.

En el Caribe, Barbados está a la cabeza en relación con la cantidad de vehículos eléctricos per cápita en la región. Los gobiernos están implementando iniciativas para reducir las emisiones y para electrificar el sector del transporte, en reconocimiento de los enormes beneficios socioeconómicos que implicaría esta transición.

Belice tiene como objetivo desplegar 30 autobuses híbridos y eléctricos para 2030 y está llevando adelante un estudio de viabilidad para implementar vehículos eléctricos en sus flotas de traslado de pasajeros.

Agilizar la implementación de las NDC en América Latina y el Caribe

Recientemente, la iniciativa Climate Promise del PNUD y el Centro de Energía Sostenible del PNUD organizaron un intercambio internacional donde participaron los 20 países de América Latina y el Caribe que incluyen en sus NDC un transporte de bajas emisiones. En el intercambio, se compartieron experiencias de dos países de Asia y el Pacífico: Viet Nam y Maldivas. Los participantes se reunieron en Santiago (Chile) para analizar las oportunidades, desafíos y trabas a los que se enfrentan para lograr una transición en el sector del transporte, con el apoyo del Gobierno del Japón.

A continuación están los puntos que destaco del intercambio:

  • El sector del transporte puede impulsar una mayor proporción de producción de energía renovable y motorizar la generación de hidrógeno verde a partir de energía solar, eólica, geotérmica e hidroeléctrica en áreas remotas.
  • Hay diversas soluciones para el transporte eléctrico (electromovilidad): vehículos eléctricos a batería (VEB), vehículos híbridos eléctricos (VHE), vehículos híbridos eléctricos enchufables (VHEE) y, en particular, vehículos eléctricos de pila de combustible (VEPC). Cada una tiene sus ventajas y desventajas, según el contexto. Se debe saber diferenciar claramente entre los distintos vehículos eléctricos, ya que hay importantes diferencias e implicancias en sus requisitos de infraestructura, efectos correlacionados y beneficios absolutos para la mitigación de emisiones de GEI.
  • Lo que da buenos resultados en un país puede no ser el caso para otro. La región de América Latina y el Caribe es extremadamente compleja, con recursos, geografías y climas muy diversos, lo que significa que las soluciones se deben ajustar al contexto y a las necesidades locales, ya sea que se enfoquen en el transporte de carga, el transporte público o los vehículos ligeros.
  • La transición a una movilidad eléctrica requiere de una evaluación rigurosa de los efectos colaterales. Ninguno de los países participantes están considerando reciclar al concluir el ciclo de vida útil de los VEB. Esto constituye un riesgo ambiental significativo que se debe contemplar en las estrategias nacionales. Un VEB necesita 90 veces más litio y 6 o 7 veces más cobre que otros vehículos eléctricos. Solo este factor ya ejerce presión sobre la minería y su impacto en la región, la cual cuenta con el 70 % de las reservas de litio del mundo.
  • Debemos ir más allá de una simple transición a vehículos con bajas emisiones y replantearnos nuestras nociones del transporte y la planificación urbana. La gran mayoría de la población de la región vive en ciudades, lo que implica un tiempo promedio de desplazamiento hacia el trabajo de aproximadamente 100 minutos. No podemos pasar a tener atascos con vehículos eléctricos: las soluciones de transporte público y la planificación urbana son clave en una estrategia de transición.
  • Una transición justa es crucial para no dejar a nadie atrás, y debe ocupar un lugar central en las políticas y los planes para la eliminación paulatina de los subsidios a los combustibles fósiles.
  • El acceso a la financiación sigue siendo un cuello de botella para la transición energética en todos los países, , pero las reformas de los subsidios a los combustibles fósiles podrían ofrecer puntos de partida innovadores. Muchos países están explorando herramientas de finanzas para evaluar qué inversiones son necesarias e identificar fuentes de financiación. Aunque las proyecciones muestran que invertir en alternativas renovables tiene beneficios económicos a largo plazo, se necesita trabajar más en conseguir esas inversiones.
¿Cuál es el próximo paso?

El PNUD está recabando información sobre los planes y avances de los países de América Latina y el Caribe para implementar los compromisos en torno al transporte de bajas emisiones. El análisis apunta a destacar iniciativas exitosas y a identificar obstáculos, políticas necesarias y otros factores importantes, como la concienciación, los beneficios y la repercusión social. La publicación que recopile dicha información incluirá las conclusiones del intercambio internacional de Santiago y permitirá que todas las organizaciones que respaldan el Acuerdo de París en la región entiendan mejor qué se necesita para avanzar en esta materia.

Es alentador ver el potencial y los esfuerzos de los países para impulsar los cambios necesarios a fin de lograr las metas del Acuerdo de París. En el PNUD vemos muchas oportunidades concretas a disposición que podrían agilizar la transición del sector del transporte en la región. No cabe duda de que una transición de fondo se puede materializar rápidamente si se cuenta con el apoyo adecuado.