Foto: Emdadul Islam Bitu / PNUD Bangladesh
A pesar de sus recursos limitados, muchos de los países más pobres del mundo están liderando el camino en la reducción de emisiones y la adopción de medidas audaces de adaptación. El resto del mundo debe intensificar el apoyo a los países menos adelantados, y seguir su ejemplo.
El cambio climático es una crisis a escala mundial que trasciende las fronteras y afecta a los países, sin importar el tamaño de sus economías. No obstante, sus efectos se manifiestan de manera especialmente aguda en los países menos adelantados (PMA), un conjunto de 46 países de bajos ingresos que presentan una alta vulnerabilidad frente a las perturbaciones económicas y ambientales.
A su vez, casi dos tercios de los países menos adelantados y de bajos ingresos ya están —o pueden estar— en situación de alto riesgo debido a problemas de deuda, lo cual afecta aún más su capacidad para hacer frente al cambio climático. Algunos atraviesan crisis económicas, aunque todos enfrentan restricciones fiscales.
Desafíos climáticos específicos que enfrentan los países menos adelantados
Existen varios desafíos importantes que limitan la capacidad de los países menos adelantados para responder a los efectos de la crisis climática, como los que se incluye a continuación:
1. Niveles elevados de vulnerabilidad ante el cambio climático
Pese a generar solo el 3,3 % de las emisiones de gases de efecto invernadero a nivel global, los países menos adelantados enfrentan algunas de las mayores consecuencias a causa de las perturbaciones derivadas del cambio climático. En vista de sus circunstancias únicas, estas naciones afrontan enormes desafíos para prevenir y mitigar sus efectos, así como para recuperarse de ellos. De hecho, a nivel mundial, más de dos tercios de las muertes que se produjeron por desastres climáticos tuvieron lugar en países menos adelantados (enlace en inglés).
2. Falta de acceso a financiación pública y privada
Hace más de una década, los países de altos ingresos y grandes emisores se comprometieron a ofrecer 100.000 millones de dólares de los Estados Unidos anualmente para el año 2020 con el propósito de financiar acciones climáticas en países de bajos ingresos. Sin embargo, dicho compromiso aún no se ha materializado.
La mayoría de las necesidades de financiación climática en los países menos adelantados están relacionadas con la adaptación al cambio climático. En la actualidad, sin embargo, el 90 % de la financiación en este ámbito se destina a las acciones de mitigación, a pesar de los retornos comprobados y de la poderosa justificación económica para invertir en adaptación. La brecha en la financiación para la adaptación al cambio climático en los países menos adelantados es, quizás, de cinco a diez veces mayor que las corrientes actuales de financiación internacional, y la tendencia sigue en aumento.
Asimismo, los países menos adelantados enfrentan una necesidad abrumadora de financiación y, a la vez, tienen el menor acceso a los fondos privados. Los inversores privados suelen considerarlos demasiado riesgosos o pequeños, lo cual se traduce en una menor atracción de inversiones. A modo ilustrativo, solo el 2 % de las inversiones privadas en energía limpia realizadas en los últimos 30 años se destinaron a los países de África, a pesar del potencial que encierra ese continente para alimentar al mundo con energía limpia. La existencia de puntos ciegos, como los ya mencionados, supone una gran oportunidad perdida no solo para los países menos adelantados, sino para el mundo.
3. Un sistema financiero internacional inadecuado para la finalidad prevista
Dadas sus circunstancias, los países menos adelantados dependen en gran medida de la asistencia oficial para el desarrollo y de los fondos públicos. Se requiere un debate de mayor envergadura sobre el sistema financiero mundial y la manera en que este último puede satisfacer las necesidades del mencionado conjunto de países. ¿Cómo se manifiesta de manera práctica la inversión en un país menos adelantado? ¿De qué manera pueden las instituciones financieras tener mayor protagonismo como catalizadoras de préstamos en condiciones favorables, de la condonación o del canje de deudas y de otras herramientas financieras innovadoras? Si deseamos que los países menos adelantados puedan acceder al tipo de financiación necesario para salvaguardar a sus poblaciones, se requerirá una reestructuración del sistema financiero internacional, además de un uso estratégico de los fondos públicos.
Foto: PNUD Timor-Leste
Foto: PNUD Somalia
Defensores de la acción climática, en lugar de víctimas del cambio climático
Mediante la iniciativa insignia del PNUD, Climate Promise, que brinda apoyo a más de 120 países en la revisión e implementación de sus Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC, por sus siglas en inglés) para reducir sus emisiones y adaptarse a los efectos climáticos, observamos que los países menos adelantados y los pequeños Estados insulares en desarrollo (PEID) son los más ambiciosos en sus compromisos climáticos. Ambos grupos de países dieron un paso al frente e hicieron lo que el mundo les pidió, aun sin ser grandes emisores y contando con recursos limitados. La innovación y el liderazgo de los países menos adelantados no solo merece ser reconocida, sino también recompensada.
Uno de esos países es Rwanda, que ha demostrado un liderazgo importante en lo referido a ambición, dado que fue el primer país africano y menos adelantado en presentar una NDC más ambiciosa. Tomando en consideración sus persistentes vulnerabilidades, el país se comprometió a alcanzar una reducción del 38 % en sus emisiones para 2030. En Malawi, se puso en marcha el proyecto M-Climes (enlace en inglés), que cuenta con el apoyo del PNUD y recibe financiación del Fondo Verde para el Clima. El proyecto presta apoyo dirigido a los servicios climáticos participativos, la detección avanzada de relámpagos, las estaciones meteorológicas de luz solar, y otras tecnologías de vanguardia destinados a proteger vidas y fomentar la resiliencia.
Además, durante las dos últimas décadas, el PNUD viene apoyando a los países en desarrollo —incluidos los PMA y los PEID— para llevar a la práctica sus prioridades de adaptación al cambio climático, que van desde el fortalecimiento de la seguridad alimentaria e hídrica hasta el aumento de la protección y restauración de ecosistemas imprescindibles y la creación de sistemas de alerta temprana. Partiendo de las experiencias y lecciones derivadas de una cartera de proyectos y programas de adaptación que supera los 1.600 millones de dólares de los Estados Unidos y que se implementaron en 94 países —incluidos 17 PEID y 44 PMA—, el PNUD continúa apoyando a las naciones para que accedan al financiación público y privado en pro de implementar sus prioridades de adaptación, basados en conocimientos científicos y datos establecidos.
Gracias al apoyo del PNUD, los países menos adelantados que están en condición de vulnerabilidad (p. ej., Bangladesh, la República Democrática del Congo, Sudán del Sur, Sierra Leona, Timor-Leste, el Chad y la República Centroafricana) desarrollaron sus planes nacionales de adaptación (PNAD) para ayudar a reducir la vulnerabilidad y fortalecer la resiliencia. Un ejemplo reciente de ello es el PNAD que publicó Bhután (enlace en inglés), que abarca diversas esferas temáticas, a saber: agricultura, biodiversidad, salud humana, ecosistemas, entre otras. Además, incluye acciones de adaptación detalladas, junto con el costo de su implementación, que se estima en 14.000 millones de dólares de los Estados Unidos.
También es imprescindible que los países menos adelantados compartan sus experiencias en los foros mundiales sobre el cambio climático. A través de su proyecto Progressive Platforms, el PNUD brinda apoyo a los países menos adelantados con el objetivo de que participen en las negociaciones en materia climática y ambiental, y de que integren la implementación de las NDC en distintos sectores. El proyecto se materializó gracias al apoyo que la Comisión Europea comenzó a brindar en 2018, y, desde 2022, también cuenta con el apoyo de Noruega. El programa prestó apoyo a más de 100 representantes del conjunto de los países menos adelantados. Hemos observado resultados sólidos y tangibles, entre los que se destaca un aumento en el número de PMA y PEID que participan en reuniones internacionales relacionadas con la acción climática. Tal es el caso de Senegal y Côte d'Ivoire, cuyas organizaciones de la sociedad civil recibieron formación en diplomacia climática, lo que les permitió participar de manera efectiva en las reuniones y discusiones donde se toman decisiones sobre su futuro.
Cabe recordar que, si bien los países menos adelantados son especialmente vulnerables al cambio climático, también son líderes, pues se encuentran en la primera línea de la acción climática aportando su ambición e innovación. Ahora, solo resta que el mundo siga su ejemplo. Los países desarrollados y los grandes emisores no solo deben reconocer la creatividad y el liderazgo de los países menos adelantados en lo referido a acción climática y seguir su ejemplo, sino que deben cumplir con los compromisos financieros que asumieron para ayudarlos a potenciar sus ambiciones.
Nota del editor: esta pieza fue publicada originalmente en SDG Action.