Participante del evento Yout4Climate. Foto: PNUD
Este artículo se publicó originalmente en Asia Times (en inglés).
Día tras día, en toda la región de Asia y el Pacífico, miles de jóvenes luchan por proteger el medio ambiente, contra el cambio climático y los intereses creados que contribuyen a la destrucción de nuestros bosques, océanos y futuro.
Desde hace muchos años, la juventud insiste en solicitar a los dirigentes que tomen más medidas para hacer frente a la crisis climática, incluidas la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero y la protección de los más vulnerables frente a sus consecuencias.
Los jóvenes activistas climáticos hacen grandes sacrificios personales y, en muchos casos, también están expuestos a graves peligros. Se enfrentan a situaciones de intimidación, acoso, criminalización, estigmatización y ataques violentos. Seguramente, lo más preocupante son los informes que indican que el número de víctimas va en aumento, de la mano de la intensificación de la crisis climática. Juntos, debemos hacer todo lo posible para protegerlos. Son los héroes que luchan en la línea de fuego para proteger nuestro medio ambiente y nuestro futuro colectivo.
Las últimas cifras muestran que en 2020 se produjeron 227 ataques letales contra activistas climáticos (en promedio, más de cuatro personas a la semana) lo que lo convierte en el año más peligroso registrado que hayan vivido.
Muchos de estos activistas climáticos, también conocidos como defensores de los derechos humanos medioambientales, son jóvenes de Asia y el Pacífico. En toda la región, los jóvenes activistas climáticos luchan por detener la deforestación y proteger los derechos de los pueblos indígenas, y se encuentran entre los grupos que sufren los ataques más feroces. Filipinas fue el número uno de Asia y el tercer país del mundo con 29 defensores del derecho a la tierra y del medio ambiente asesinados en 2020 (enlace en inglés).
Actualmente, la crisis climática es también una crisis de derechos humanos. Los riesgos interseccionales debidos a los diferentes contextos e identidades agravan las vulnerabilidades que hacen que las mujeres, los miembros de la comunidad LGBTQ y los jóvenes indígenas sean algunos de los defensores expuestos a mayores riesgos.
Estos jóvenes deben enfrentar un número desproporcionado de ataques. Por ejemplo, más de un tercio de las agresiones mortales contra activistas climáticos tuvieron como objetivo a los pueblos indígenas, a pesar de que las comunidades indígenas sólo representan el 5 % de la población mundial. Las mujeres jóvenes y los jóvenes LGBTQ también son blanco de actos de violencia, incluidas las agresiones sexuales, una de las peores formas de opresión que ejercen quienes ostentan el poder.
Muchos más jóvenes activistas climáticos están encarcelados, amenazados, obligados a esconderse o a huir. Muchos de ellos carecen de recursos, contactos y poder para mitigar los ataques y protegerse, lo que significa que la mayoría de estos hechos ni siquiera se denuncian.
Foto: Vincent M.A. Janssen
Para abordar esta cuestión, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH)), junto con organizaciones asociadas y Suecia brindan su apoyo a la Plataforma de Empoderamiento de los Jóvenes en la Acción Climática (YECAP) (enlace en inglés) con el objetivo de capacitar a 1000 jóvenes defensores de los derechos humanos sobre sus derechos legales y cómo sortear posibles daños durante su tarea de defensa.
Este, además del apoyo de mentores personales y una colaboración más estrecha de las organizaciones de derechos humanos sobre el terreno, será uno de los pasos clave necesarios para preservar la seguridad de los jóvenes activistas climáticos.
El programa es sólo uno de los componentes de las iniciativas del PNUD y de Suecia para alzar la voz de los jóvenes de toda la región y garantizar que se los escuche. Esto se logrará si se mejora la educación sobre cuestiones climáticas en las escuelas, se enseñan habilidades verdes y de liderazgo, se brinda tutoría, se aporta financiación y se implementan otros proyectos.
Esta semana celebramos los 50 años de la histórica Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente Humano de Estocolmo y, como parte del programa YECAP, el PNUD y Suecia hacen un llamamiento a los líderes de toda Asia y el Pacífico para que protejan los derechos de los jóvenes activistas climáticos.
Esto incluye su derecho a la libertad de expresión y de participación sin temor a represalias. También implica que todos nuestros socios de desarrollo trabajen codo a codo para crear conjuntamente espacios de participación seguros y útiles para los jóvenes activistas climáticos en toda la región.
Hacemos un llamamiento a todos los demás socios de desarrollo, incluidas las agencias internacionales, las organizaciones sin ánimo de lucro y otras entidades afines, para que fortalezcan su apoyo a los jóvenes activistas climáticos. Apoyar a las organizaciones de la sociedad civil (OSC) que están en la primera línea del cambio climático es un aspecto fundamental de nuestro plan de acción para garantizar la seguridad y el bienestar de los defensores de los derechos humanos y del clima en un espacio cívico cada vez más reducido.
A través de asociaciones con OSC como el Pacto de los Pueblos Indígenas de Asia, que promueven y protegen los derechos de los pueblos indígenas, estamos capacitando a jóvenes defensores de los derechos humanos medioambientales de grupos vulnerables para que reclamen sus derechos al tiempo que se minimizan los riesgos a los que se enfrentan.
Esto es primordial, ya que los jóvenes indígenas siguen siendo víctimas de un número desproporcionado de agresiones. Estos esfuerzos deben responder tanto al género como al colectivo LGBTQ y adaptarse a los ataques, amenazas y acosos específicos a los que se enfrenta la juventud.
Por último, hacemos un llamamiento al público para que apoye a los jóvenes activistas climáticos, defienda sus derechos y documente y denuncie las injusticias toda vez que se produzcan.
Los jóvenes activistas climáticos están luchando para proteger nuestro futuro colectivo, pero no pueden ni deben hacerlo solos. Juntos, debemos escucharlos, aprender de ellos y garantizar su protección.