Un conservacionista de bosques en Kenya. Foto: PNUD Kenya
La actual sequía en África oriental está provocando niveles extremos de inseguridad alimentaria ya que ha afectado a más de 50 millones de personas este año. Definido por la FAO como "un acontecimiento climático sin precedentes desde hace al menos 40 años", no es más que una muestra de la escala inaudita de la crisis climática inminente en África.
Para evitar futuras catástrofes, es necesario un nivel mayor de ambición climática a nivel mundial. En África, una de las regiones más afectadas por los efectos del cambio climático, esta necesidad es más acuciante que en ningún otro lugar.
Al trabajar con 44 países de todo el continente africano, tengo el privilegio de ver de cerca la forma en que la región está avanzando en la ambición climática. A pesar de los titulares de prensa negativos, hay ciertamente esperanza si observamos los pasos que dan a diario los actores locales.
Estas son cinco señales de esperanza que vemos hoy sobre el terreno:
1. Los compromisos climáticos de África son más robustos que la media mundial
Los países no sólo utilizan las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC) para fijar objetivos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y de adaptación a los impactos climáticos, sino también para definir las maneras de alcanzar esos objetivos. Como tales, las contribuciones determinadas a nivel nacional tienen por objetivo a ayudar a los países a iniciar un cambio transformador hacia vías de desarrollo más ecológicas y, por lo tanto, su calidad es fundamental.
Con su Lista de verificación para el control de calidad de las NDC, el PNUD evaluó la calidad de las contribuciones determinadas a nivel nacional que presentaron países apoyados por la iniciativa Climate Promise en función de tres dimensiones: solidez, viabilidad, y la apropiación nacional e inclusión.
La región de África obtuvo una puntuación superior a la media mundial en las tres dimensiones de calidad. Una mayoría significativa (89 %) de las NDC presentadas en África son sólidas y demuestran apropiación nacional e inclusión (87 %). Si bien las NDC fueron más débiles en lo relativo a la viabilidad de su puesta en marcha (42 %), aun así, obtuvieron una puntuación más alta que la media global (33 %).
2. Hoy más que nunca, los países asumen un compromiso con la resiliencia al cambio climático
Muy conscientes de que los riesgos que plantea el cambio climático podrían echar por tierra años de logros en materia de desarrollo, una mayoría significativa de países en África han aumentado el alcance del ámbito sectorial actual o agregado sectores para adaptar las actividades de sus Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional. El 92 % también definió objetivos o metas de adaptación más claros en comparación con las NDC presentadas en instancias anteriores.
Muchos países dan prioridad a la agricultura y al uso de la tierra en las iniciativas de adaptación, ya que la dependencia de los medios de vida de los agroecosistemas sigue siendo alta en la región.
De hecho, alrededor del 70 % de la población de África está compuesta por pequeños agricultores con una capacidad limitada para hacer frente a las crisis climáticas. El 95 % de los países se han comprometido a reforzar la compatibilidad de sus NDC con los planes nacionales de adaptación (PNAD) u otros procesos e instrumentos para planificar adaptaciones. La elaboración de los PNAD es un proceso importante que permite a los Gobiernos analizar los riesgos climáticos actuales y futuros, y priorizar las opciones de adaptación a mediano y largo plazo.
3. Aumentan los esfuerzos de transparencia
La mayoría de los países de África han iniciado una importante labor para mejorar la disponibilidad y la calidad de sus datos relacionados con el clima. Los datos climáticos sobre las emisiones pueden cambiar con el tiempo, por lo que es importante disponer de datos actualizados para hacer un seguimiento de las reducciones de emisiones. Sin embargo, varios países africanos siguen basando las proyecciones de sus NDC en inventarios de gases de efecto invernadero obsoletos y en factores y datos de emisión por defecto. Las mejoras en la calidad y disponibilidad de los datos reforzarán los sistemas de transparencia y aportarán beneficios, como obtener apoyos para la toma de decisiones y atraer nuevas fuentes de financiación, ya que los países podrán hacer un seguimiento mejor de los avances para alcanzar sus compromisos climáticos.
Quince países están construyendo y actualizando sistemas de medición, notificación y verificación (MNV), 10 de los cuales están reforzando la inclusión de las dimensiones de género en el seguimiento de sus estrategias relacionadas con el clima, como la integración de indicadores con perspectiva de género.
Foto: PNUD Uganda
Foto: PNUD Madagascar
4. Surgen nuevas tendencias, como los empleos verdes y la transición justa
Garantizar un cambio inclusivo y equitativo hacia una economía con bajas emisiones de carbono es primordial en África, donde la pobreza multidimensional y las desigualdades están siempre presentes y comprometen la agenda del desarrollo sostenible. Aprovechar el crecimiento verde para crear también una transición justa a través de oportunidades de trabajo decente es clave para el futuro de la juventud africana, que constituye el 70 % de la población del continente. En los últimos años, se han producido interesantes avances en este frente. Nigeria y Zimbabwe han allanado el camino para la integración de una transición justa gracias a haber emprendido actividades relacionadas con los empleos verdes para aportar información a sus NDC revisadas.
Para apoyar esta labor, el PNUD se asoció con la Organización Internacional del Trabajo (OIT) para facilitar a ambos países el fortalecimiento de los datos cuantitativos en torno a los escenarios de transición justa mediante modelos de evaluación de empleos verdes. Estas iniciativas ganan atención y están respaldadas por una fuerte voluntad política, ya que los jefes de Estado de Senegal, Rwanda, Nigeria y Sudáfrica expresan claramente la necesidad de que África sea una parte activa en el debate sobre la definición de lo que es una "transición justa". De cara a la COP27 en Egipto, hay avances en la idea de que el continente se ponga de acuerdo en una posición común, como lo demuestran varios diálogos previos a la COP27 sobre la transición justa.
5. El acceso a la financiación para el clima es una de las principales prioridades
Los países africanos han expresado necesidades masivas de apoyo financiero que van mucho más allá del ámbito de sus recursos disponibles. Para que los países puedan cumplir sus compromisos climáticos y aumenten de forma significativa la resiliencia al cambio climático, se necesita financiación a escala de todas las fuentes disponibles, incluidas las subvenciones públicas, las inversiones del sector privado y los enfoques innovadores, como los bonos verdes y azules. También es necesario apoyar la protección de los bosques para preservar su potencial como sumideros de carbono(enlace en inglés).
Los países africanos hacen esfuerzos enormes para que haya cambios notables en la movilización de recursos para el clima. Alrededor de 20 países de la región ya están desarrollando estrategias de financiación o planes de inversión, y seis países están tomando medidas para reforzar la participación del sector privado. Mientras tanto, los resultados de una encuesta reciente del PNUD sobre las necesidades de apoyo para la aplicación de las NDC muestran que casi la mitad de los países africanos que reciben apoyo de la iniciativa Climate Promise necesitan apoyo futuro para financiar la puesta en marcha de sus NDC. Para la mayoría, esto significa aumentar los esfuerzos de movilización de fondos para la acción climática.
Nota del editor: Si le ha resultado útil este blog, consulte más información en el Panorama de la ambición climática del PNUD en África.