¿Qué son la información errónea y la desinformación sobre el clima y cómo podemos combatirlas?

¿Qué son la información errónea y la desinformación sobre el clima y cómo podemos combatirlas?
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Resumen

  • La información errónea sobre el clima se refiere a la información falsa o inexacta sobre el cambio climático y la acción sobre el clima que, por lo general, se difunde sin intención maliciosa.
  • La desinformación climática es información falsa fabricada de forma deliberada para engañar a la gente sobre el cambio climático y la acción sobre el clima climática por motivos políticos, financieros o ideológicos.
  • La negación del cambio climático, el retraso climático, la ecoimpostura o lavado de imagen y las narrativas conspirativas son algunos ejemplos de información errónea y de desinformación sobre el clima.
  • La información errónea y la desinformación sobre el clima se propagan debido a la formación de burbujas de información o cámaras de eco, el sesgo algorítmico y el abuso por parte de agentes malintencionados.
  • En regiones ya sometidas a presiones ambientales, la información errónea y la desinformación sobre el clima pueden exacerbar las tensiones existentes y socavar los esfuerzos locales de consolidación de la paz.
  • La lucha contra la información errónea y la desinformación sobre el clima es un esfuerzo mundial en el que participan gobiernos, organizaciones académicas, grupos de reflexión, medios de comunicación, sociedad civil y ciudadanos. 
¿Cuál es la diferencia entre información climática errónea y desinformación climática?

La información errónea sobre el clima se refiere a la información falsa o inexacta sobre el cambio climático y la acción sobre el clima que por lo general se difunde sin intención maliciosa. Suele surgir de malentendidos, interpretaciones erróneas de los datos o de simples conocimientos anticuados. Por ejemplo, algunas personas pueden interpretar de forma errónea los patrones meteorológicos a corto plazo, como una estación invernal prolongada, como prueba contraria al calentamiento global. A pesar de que no exista intención de engañar, la información errónea contribuye a la confusión y el escepticismo sobre la climatología, lo que dificulta el acceso a la información correcta.

Por otra parte, la desinformación climática es información fabricada de forma deliberada para engañar a las personas sobre el cambio climático y la acción sobre el clima por motivos políticos, financieros o ideológicos. La difunden personas u organizaciones con intereses creados en negar o restar importancia sobre la realidad del cambio climático y sus efectos. Por ejemplo, se sabe que las empresas de combustibles fósiles financian campañas que ponen en duda la climatología para proteger sus beneficios económicos.

Las tácticas de desinformación pueden incluir la selección de datos específicos, la promoción de la pseudociencia o la amplificación de teorías conspirativas. A diferencia de la información errónea, que a menudo se puede corregir mediante la educación y una mejor comunicación, la desinformación es más difícil de abordar y requiere medidas específicas para exponer y contrarrestar la difusión deliberada de falsedades.

Tanto la información errónea como la desinformación sobre el clima socavan la confianza de la opinión pública en la climatología, retrasan las respuestas políticas y polarizan el discurso público. Según el Informe de Riesgos Globales 2024, la información errónea y la desinformación, junto con los efectos de las crisis climática y de la naturaleza, son los mayores riesgos a corto y largo plazo para la sociedad humana.

Cuál es la diferencia entre información errónea sobre el clima y desinformación climática
La información errónea sobre el clima se suele difundir sin intención maliciosa. La desinformación climática, en cambio, es información falsa y perjudicial creada de forma deliberada por motivos políticos, financieros o ideológicos.
¿Cuáles son los distintos tipos de información errónea y desinformación sobre el clima?

La información errónea y la desinformación sobre el clima adoptan diversas formas, cada una con fines distintos, pero que en última instancia obstaculizan la acción climática. Mientras que algunas personas niegan rotundamente el cambio climático, otras intentan retrasar las soluciones, confundir al público o promover teorías conspirativas que socavan la confianza en la ciencia y las instituciones.

  • Negación del cambio climático: A pesar del abrumador consenso científico de que las actividades humanas como la quema de combustibles fósiles son el principal motor del cambio climático, algunas personas niegan que el cambio climático sea real, restan importancia a la gravedad de sus impactos o promueven la idea de que se trata de un fenómeno exclusivamente natural. Si bien el negacionismo climático absoluto ha perdido credibilidad en el discurso dominante, aún prospera en ciertos espacios políticos y en línea y a menudo reaparece en forma de argumentos engañosos que exageran la variabilidad natural del clima o tergiversan los datos climáticos. Una forma más sutil, conocida como el negacionismo blando, es cada vez más frecuente en los últimos años. En este caso, las personas o los grupos reconocen los efectos del cambio climático, pero tienden a destacar otras cuestiones urgentes como justificación para retrasar las respuestas u oponerse a ellas. Este enfoque, que a menudo se presenta como pragmático, en realidad sirve para socavar la acción por el clima.
  • Retraso climático: Las estrategias de retraso climático reconocen la existencia del cambio climático, pero pretenden obstruir o dificultar la acción. Con ello se cuestiona la viabilidad, necesidad o justicia de las políticas climáticas al sostener que las medidas son demasiado costosas o se hace hincapié en las incertidumbres y las consecuencias imprevistas. Por ejemplo, los mensajes de la industria de los combustibles fósiles pretenden sembrar el pánico sobre la posible pérdida de puestos de trabajo y los perjuicios económicos derivados de la transición hacia fuentes de energía renovables. Los mensajes que retrasan el tema del cambio climático suelen parecer más razonables que la negación rotunda, y por ende son especialmente eficaces para moldear la opinión pública.
  • Ecoimpostura o lavado de imagen: La ecoimpostura, conocida como greenwashing en inglés, es una forma de información errónea sobre el clima en la que las empresas o instituciones exageran o afirman falsamente beneficios ambientales para mantener su posición en el mercado sin realizar cambios reales. Suele ocurrir mediante el uso de imágenes y lenguaje asociados a la sostenibilidad, como bosques frondosos, turbinas eólicas o marcas ecológicas. Dichas tácticas retrasan la adopción de políticas y normas más estrictas al crear una ilusión de progreso.
  • Narrativas conspirativas sobre el clima: Las teorías conspirativas sobre el cambio climático intentan restar legitimidad a la climatología, las políticas y sus activistas al sugerir que forman parte de una agenda oculta. Estas narrativas pretenden promover afirmaciones falsas, como que el cambio climático es un engaño diseñado para aumentar el control gubernamental o que las políticas de energías renovables forman parte de una iniciativa más amplia para manipular las economías o suprimir las libertades individuales.
¿Quién difunde la desinformación climática?

En vista de la gravedad y la urgencia de la crisis climática, puede parecer contradictorio que haya personas u organizaciones que crean y difundan de forma deliberada información falsa o engañosa sobre este tema. Sin embargo, las investigaciones destacan dos motivaciones principales detrás de la difusión de la desinformación climática:

  • Proteger los intereses del sector de los combustibles fósiles y mantener un escenario sin cambios: Muchos agentes, sobre todo dentro de la industria de los combustibles fósiles y otros sectores afines, tienen un gran interés en retrasar la acción climática. Al sembrar la duda sobre la climatología o la eficacia de las soluciones de energía renovable, pretenden prolongar la viabilidad de los combustibles fósiles y mantener los beneficios económicos.
  • Obtener ingresos, influencia o apoyo mediante la explotación de la economía de la atención: El panorama digital recompensa los contenidos que provocan fuertes reacciones emocionales, como la indignación o la polémica. Cuestionar la ciencia convencional o promover teorías conspirativas puede generar más participación en las redes sociales, lo que se convierte en ingresos publicitarios, influencia en línea o apoyo político.

Es más, en regiones que ya sufren presiones ambientales como la escasez de recursos y los fenómenos meteorológicos extremos, la información errónea y la desinformación sobre el clima pueden exacerbar las tensiones existentes. Por ejemplo, los actores políticos o los grupos extremistas suelen explotar la información y los relatos falsos sobre la migración y el desplazamiento provocados por el clima para culpar a comunidades específicas de las dificultades relacionadas con el clima. De este modo, se crea un entorno de miedo y desconfianza que puede dar lugar a la violencia y los conflictos. Esto no solo socava los esfuerzos locales de consolidación de la paz, sino que también vincula los desafíos climáticos con cuestiones más amplias de seguridad, lo que desestabiliza las comunidades y las economías y dificulta las respuestas integradas a las amenazas ambientales y de seguridad.

Cómo podemos abordar la información errónea y la desinformación sobre el clima
Las personas pueden aprender a verificar la exactitud de la información mediante una serie de pasos que incluyen la verificación de la fuente, la comprobación de los datos y la consulta con expertos.
¿Cómo se difunden la información errónea y la desinformación sobre el clima?

La difusión de la información errónea y la desinformación sobre el clima, tanto en línea como fuera de línea, está vinculada a procesos sociales que determinan la forma en que las personas interactúan y consumen información. Estas dinámicas contribuyen a reforzar las narrativas falsas, por lo que resulta más difícil corregir la información errónea y la desinformación una vez que se afianzan.

Como seres sociales, los seres humanos tendemos a establecer vínculos sociales con otras personas que comparten creencias, intereses o antecedentes similares. Las plataformas de redes sociales refuerzan este comportamiento al recomendar nuevas conexiones basadas en las redes e intereses existentes. Esto, combinado con la tendencia natural a confiar en la información procedente de fuentes conocidas, conduce a la formación de burbujas de información o cámaras de eco, las cuales hacen referencia a comunidades cerradas en las que se refuerzan continuamente las mismas ideas, sean verdaderas o falsas, sin que se cuestionen. Con el tiempo, estas cámaras de eco pueden acentuar las divisiones sobre temas como el cambio climático.

Además, muchos algoritmos de las redes sociales están diseñados para maximizar la participación. Por ello, a menudo promueven contenidos basados en las interacciones previas de los usuarios, en lugar de en su credibilidad o exactitud. De este modo, se crea un sesgo algorítmico, mediante el cual es más probable que los usuarios vean contenidos que coinciden con sus actuales creencias, en lugar de perspectivas diversas o basadas en hechos. El efecto se ve amplificado por el sesgo de confirmación: la tendencia psicológica de las personas a buscar y aceptar información que respalda sus opiniones previas, mientras que ignoran o descartan las pruebas contradictorias. Como resultado, los contenidos climáticos engañosos o sensacionalistas se pueden difundir rápidamente, sobre todo si coinciden con la visión del mundo de un público particular.

Más allá de los comportamientos sociales orgánicos, la información falsa también se difunde de forma activa por medio de agentes malintencionados, como los bots, los trols y las campañas coordinadas de desinformación. Estos agentes crean y amplifican de forma deliberada narrativas engañosas para moldear la percepción pública, socavar la confianza en las instituciones científicas o servir a determinados intereses políticos y económicos.

Un ejemplo reciente es el aumento del abuso en línea contra los científicos del clima. Se trata de campañas coordinadas en las plataformas de redes sociales que acosan y difaman a los investigadores con acusaciones falsas para desacreditar su trabajo. Estos ataques suelen hacer uso de las cámaras de eco existentes, y amplifican las narrativas divisivas que presentan la climatología como un engaño o una conspiración. Al aprovechar los sesgos algorítmicos y la naturaleza viral de los contenidos sensacionalistas, estas campañas siembran la duda y erosionan la confianza pública en las soluciones basadas en pruebas. Esto no solo socava los esfuerzos para hacer frente al cambio climático, sino que también desalienta a los científicos a interactuar con el público, lo que polariza aún más el discurso y dificulta la acción colectiva.

¿Cómo hacer frente a la información errónea y la desinformación sobre el clima?

La lucha contra la información errónea y la desinformación sobre el clima requiere un esfuerzo mundial en el que participan una amplia gama de agentes, como gobiernos, organizaciones académicas, grupos de reflexión, organizaciones mediáticas, sociedad civil y asociaciones de colaboración entre estas entidades. Dada la gran complejidad del problema, se requiere respuestas multifacéticas, y agentes que desempeñen funciones clave en la investigación, la promoción de políticas, la educación y la divulgación pública. A través de iniciativas y campañas especializadas, dichos actores trabajan para abordar los desafíos que plantea la información errónea, que a menudo socava la comprensión pública de la climatología, alimenta el escepticismo sobre el cambio climático y obstaculiza la acción política.

Al reconocer que la información errónea, la desinformación y el discurso de odio alimentan los conflictos y amenazan la democracia y los derechos humanos, la Organización de las Naciones Unidas dio a conocer los Principios Globales de las Naciones Unidas para la Integridad de la Información, un conjunto de recomendaciones diseñadas para fomentar espacios de información más sanos y seguros que defiendan los derechos humanos, las sociedades pacíficas y un futuro sostenible. Asimismo, en noviembre de 2024, el Gobierno de Brasil, las Naciones Unidas y la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) pusieron en marcha la Iniciativa Global para la Integridad de la Información sobre el Cambio Climático, con el fin de unir fuerzas para reforzar la investigación y las medidas para hacer frente a las campañas de desinformación que están retrasando y obstaculizando la acción climática.

Sin embargo, gran parte de los esfuerzos para combatir la información errónea y la desinformación sobre el clima aún se centran fundamentalmente en el Norte Global, lo que a menudo da lugar a un enfoque sesgado hacia temas, narrativas y perspectivas que son más relevantes para ellos. En este contexto, resulta esencial desarrollar las capacidades de las partes interesadas y las instituciones del Sur Global para hacer frente a la información errónea y la desinformación sobre el clima. Al empoderar a las organizaciones locales, los medios de comunicación y las comunidades con las habilidades, los conocimientos y los recursos necesarios, podremos garantizar que la comunicación sobre el clima y las respuestas a la desinformación sean más apropiadas en términos culturales y pertinentes para el contexto.

A nivel individual, cualquier persona puede aprender a prevenir la información errónea y la desinformación sobre el clima mediante una serie de pasos:

  1. Verifica la fuente: Evalúa la credibilidad de la fuente. ¿La afirmación proviene de un estudio sometido a revisión entre pares, de un medio de comunicación acreditado o de un blog sin respaldo científico? En el caso de datos científicos, se pueden utilizar bases de datos académicas y fuentes revisadas por pares para verificar su autenticidad.
  2. Verifica la información: Comprueba si la información se encuentra disponible en varias fuentes y utiliza verificadores de datos para constatar las afirmaciones.
  3. Consulta a expertos: Intenta ponerte en contacto con científicos y expertos en la materia que puedan corroborar la información. El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) goza de amplio reconocimiento como la fuente más fiable de información relacionada con la ciencia del cambio climático.
  4. Comunica la verdad: Para contrarrestar la información errónea y la desinformación sobre el clima, lo más eficaz es usar mensajes basados en pruebas, formulados en un lenguaje sencillo y con ejemplos fáciles de entender. Recurre a voces confiables, respalda las afirmaciones con fuentes fiables y fomenta el diálogo respetuoso. La repetición de información precisa ayuda a fomentar la comprensión y la resiliencia del público a largo plazo.
¿Cómo apoya el PNUD las iniciativas para abordar la información errónea y la desinformación sobre el clima?

El PNUD trabaja para abordar la información errónea y la desinformación sobre el clima mediante un enfoque múltiple que combina la innovación digital, el desarrollo de capacidades y las asociaciones. Entre otras actividades, desarrolla programas y plataformas que aprovechan la inteligencia colectiva, combinando herramientas automatizadas y la colaboración masiva para identificar y contrarrestar las narrativas falsas.

Las herramientas digitales como iVerify y eMonitor+ (disponibles en inglés) combinan la inteligencia artificial con la verificación humana de datos para identificar, señalar y contrarrestar las narrativas falsas y engañosas, incluidas las relacionadas con el clima. Estas plataformas, que se desarrollaron como parte de la estrategia digital más amplia del PNUD para aprovechar la infraestructura pública digital, utilizan sistemas interoperables para el intercambio de datos e identidad digital. Esto favorece la transparencia y la rendición de cuentas en la acción climática y ayuda a contrarrestar la información que socava el consenso científico sobre el cambio climático.

El PNUD también apoya iniciativas destinadas a desarrollar la alfabetización mediática y las habilidades de verificación de datos entre periodistas, estudiantes de medios de comunicación y actores cívicos jóvenes. En Somalia (enlace en inglés), el PNUD capacita a las y los periodistas para mejorar su comprensión de las cuestiones relacionadas con el cambio climático, sus interrelaciones y matices. En Líbano (enlace en inglés), el PNUD ayuda a preparar a la juventud con las herramientas necesarias para identificar y desacreditar las noticias falsas y el discurso de odio, incluidas las narrativas falsas sobre el cambio climático. Esta labor contribuye a reducir la polarización y la confusión que a menudo alimenta la información falsa, sobre todo en las regiones vulnerables a las campañas de información errónea y desinformación sobre el clima.

Además, a través de iniciativas como la Integridad de la Información (enlace en inglés), el PNUD colabora con organizaciones de desarrollo, gobiernos, sector privado y sociedad civil en campañas para garantizar la integridad de la información sobre cuestiones que afectan de forma directa e indirecta a la acción climática.

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