Este año ha puesto de relieve, una vez más, la urgencia de tomar decisiones audaces sobre el clima.
Los últimos informes científicos sobre la adaptación y la vulnerabilidad y sobre la mitigación han puesto de manifiesto lo rápido que se está estrechando nuestro margen para actuar.
Las pruebas nos indican un camino claro: si queremos evitar que la temperatura del planeta aumente más de 1,5 °C, debemos reducir las emisiones de gases de efecto invernadero al menos un 43 % de aquí a 2030. Desgraciadamente, nuestra trayectoria actual dista mucho de ese objetivo.
Aunque en los últimos 12 meses los resultados de la acción climática han sido desiguales, un nuevo año siempre ofrece la esperanza de mejorar, de llegar más alto y avanzar más como comunidad mundial.
Como equipo de la iniciativa Climate Promise del PNUD, trabajamos cada día con gobiernos y líderes de todo el mundo para alcanzar sus compromisos climáticos. Estos son nuestros cinco deseos principales para la acción climática de 2023.
1. Un cambio más sistémico
Reconsiderar y remodelar nuestra forma de trabajar no es fácil, pero es necesario.
La quema de combustibles fósiles y la expansión de la agricultura industrial han sido elementos fundamentales de las sociedades industrializadas modernas. No obstante, los países ricos siguen siendo los principales responsables de la emisión de enormes cantidades de gases de efecto invernadero a la atmósfera y también de la pérdida irreparable de diversidad biológica.
Esto tiene que acabar.
Queremos que el mundo acelere la eliminación progresiva del carbón, el petróleo y el gas, y los sustituya por fuentes de energía limpias y renovables. Queremos que se establezcan prácticas agrícolas sostenibles que frenen la deforestación y protejan el hábitat.
Queremos que los fondos de los subsidios a los combustibles fósiles se reorienten hacia el fomento de las energías renovables, la creación de empleos verdes para la juventud y la protección de la naturaleza, en colaboración con los Pueblos Indígenas y las comunidades locales.
2.Una mayor plataforma para la adaptación
La adaptación a los efectos irreversibles del cambio climático debe ocupar un lugar más destacado en la agenda mundial. Invertir en adaptación es la opción inteligente, pues ayuda a aumentar la resiliencia a los efectos del cambio climático. De este modo, podemos limitar los daños causados y aprovechar las nuevas oportunidades para beneficiar a las comunidades afectadas.
La financiación de la adaptación es además hacer lo correcto, ya que los países en desarrollo están sufriendo las consecuencias de una crisis en la que tienen poca responsabilidad. Sin embargo, en la actualidad, asistimos a un enorme déficit de inversión en adaptación. Los flujos internacionales de financiación de la adaptación a los países en desarrollo son entre cinco y diez veces inferiores a las necesidades estimadas y se están quedando aún más rezagados.
Necesitamos que las medidas de adaptación reciban la atención que merecen. Los países desarrollados deben cumplir con la promesa de ayudar a los países y comunidades más vulnerables del mundo.
3. Más transparencia y menos lavado de imagen verde, o greenwashing
La crisis climática es una crisis mundial. Cada uno debe poner de su parte.
Para afrontarla con éxito, tenemos que poder confiar en que los avances climáticos pregonados por gobiernos y empresas sean reales.
Aunque los nuevos compromisos por parte de muchos gobiernos y empresas han sido alentadores, debemos asegurarnos de que estos planes sean estratégicos, fijen objetivos y sean objeto de seguimiento y elaboración de informes. Debemos conocer los resultados satisfactorios, así como los retos y los cuellos de botella, en el marco de un proceso transparente.
Solo mediante el establecimiento de la confianza y la credibilidad podremos crear incentivos para afrontar este acuciante reto. No hay lugar para las iniciativas de greenwashing.
4. Un fondo de pérdidas y daños operativo
Muchos países y comunidades están aprendiendo que existen límites para la adaptación y el aumento de la resiliencia. Sufren pérdidas y daños derivados de efectos del cambio climático que son inevitables y merecen una compensación, ahora y en el futuro.
La creación de un fondo de pérdidas y daños en la COP27 fue un momento difícil para los países que están soportando la peor parte de los efectos del cambio climático, pero que tienen poca responsabilidad en el problema en sí.
En el próximo año, deseamos que el fondo entre en pleno funcionamiento, con todos los detalles necesarios resueltos para que tenga éxito.
5. Mayor participación de las personas en la acción climática
Desde aumentar la presión sobre los líderes políticos hasta lograr la rendición de cuentas de las sociedades o impulsar soluciones locales, hemos sido testigos del extraordinario poder de las personas para impulsar la acción climática.
La crisis climática nos afecta de forma diferente a cada uno de nosotros, por lo que es fundamental crear espacios en los que personas con diferentes opiniones puedan aunar fuerzas, informarse mutuamente e impulsar la acción colectiva.
Todas las opiniones e iniciativas son importantes. Así que esperamos que aún más personas asuman su papel de organizar, educar, emprender, comunicar e innovar en la misión de luchar contra el cambio climático y garantizar nuestra victoria.
Estos son nuestros deseos para la acción climática de 2023. ¿Cuáles son los tuyos? Tuitea tu deseo y etiquétanos en @UNDPClimate.