Cinco formas de promover la igualdad de género en la próxima ronda de compromisos climáticos nacionales

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Mujeres realizan mediciones de la calidad del agua como parte de una iniciativa de capacitación de funcionarias para liderar la gestión medioambiental en Suriname
Mujeres realizan mediciones de la calidad del agua como parte de una iniciativa de capacitación de funcionarias para liderar la gestión medioambiental en Suriname. Foto: Harvey Lisse/PNUD Suriname

Los próximos años serán decisivos para los esfuerzos mundiales que pretenden hacerle frente a la crisis climática. El plazo de oportunidad para mantener el aumento de la temperatura promedio mundial por debajo de 1,5 °C —un umbral crítico a partir del cual algunos de los impactos del cambio climático se vuelven irreversibles— llega rápidamente a su final. Algunos estudios recientes indican que podría haberse acabado ya (enlace en inglés).

Sin embargo, cada fracción de grado importa, y los países deben unirse para acelerar una acción climática que, además de rápida, sea sostenida y a gran escala para limitar el calentamiento tanto como sea posible. En este contexto, la próxima ronda de compromisos climáticos nacionales —o Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC, por sus siglas en inglés)—, en el marco del Acuerdo de París, ofrece una oportunidad vital para cambiar radicalmente nuestro rumbo mediante la transformación de la economía mundial en una economía baja en carbono, resiliente e inclusiva. Para ello, es crucial que reconozcamos los derechos, las necesidades y las prioridades de quienes ya cargan con gran parte de los impactos del cambio climático, desde las mujeres y la juventud hasta los pueblos indígenas y las comunidades del Sur Global. Asimismo, debemos apoyar a estos grupos para que lideren la acción climática, ya que el acceso desigual a la implementación de soluciones climáticas puede agravar o incluso multiplicar las desigualdades sociales y de género.

En la 29.a Conferencia de las Partes (COP29), la versión mejorada del programa de trabajo de Lima sobre el género (enlace en inglés) se extendió por diez años, lo que reafirmó la función crucial de la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres para la acción climática y, en última instancia, para alcanzar los objetivos del Acuerdo de París. Esta decisión también reiteró la importancia de la integración de un enfoque transformador de género y de los medios de implementación para aumentar la ambición en la política y la acción climáticas y permitir una transición justa de la fuerza de trabajo.

Dados los múltiples beneficios que pueden aportar los enfoques transformadores de género en los marcos normativos climáticos y los planes de implementación, los países deben considerar cómo fortalecerlos en su próxima ronda de NDC. Para ello, deben superar algunos desafíos persistentes:

  • Las mujeres y las niñas de diversos orígenes están asumiendo cada vez más funciones de liderazgo en los procesos de toma de decisiones, planificación e implementación de la acción climática. Sin embargo, a pesar de algunos avances en el fomento de una participación y compromiso significativos, informados y efectivos por parte de ellas, las desigualdades estructurales aún pueden limitar su capacidad de involucramiento y obstaculizar su empoderamiento.
  • Asimismo, aún queda mucho trabajo por hacer para lograr una acción climática de género transformadora en todos los ámbitos. Si bien la mayoría de los países han integrado una serie de consideraciones sobre igualdad de género en sus NDC actuales, no siempre incluyen medidas específicas en sus planes o estrategias de implementación. Además, incluso cuando se mencionan prioridades específicas, no todas se traducen en acciones concretas y sostenibles debido a la falta de recursos y de capacidad institucional.
  • La mayoría de los gobiernos se esfuerzan por adquirir la experiencia y los conocimientos necesarios para poner en práctica la acción climática. Sin embargo, es necesario seguir avanzando en la creación de procesos y estructuras de desarrollo de capacidades, sobre todo los dirigidos a las mujeres y a otros grupos infrarrepresentados. Por ejemplo, a escala mundial, las mujeres solo representan el 32 % de la fuerza laboral en el sector de energías renovables. Si bien esta cifra es superior a la de su participación en el sector de la energía convencional, que se sitúa en el 22 %, muchos de los empleos que ocupan en el sector de energías renovables corresponden a funciones administrativas, mientras que los hombres ocupan casi tres cuartas partes de los empleos relacionados con la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas (CTIM).
  • Existen también obstáculos persistentes que limitan el acceso de las mujeres a la financiación climática. La financiación es clave para fomentar las contribuciones de las mujeres a las soluciones climáticas y ofrecerles capacitación y nuevas habilidades que garanticen su participación en una economía con bajas emisiones de carbono. Sin embargo, los marcos y las estrategias de financiación no siempre incluyen medidas específicas para garantizar el empoderamiento económico de las mujeres. Por ejemplo, en 2019, solo el 2 % de la financiación climática mundial llegó a los pequeños agricultores, los pueblos indígenas y las comunidades locales del Sur Global. Asimismo, los flujos de financiación climática excluyen en gran medida a las mujeres, las niñas, las mujeres indígenas y las mujeres con discapacidad.
  • En muchos países, los conocimientos de las mujeres indígenas constituyen un elemento clave de las soluciones climáticas. No obstante, en ocasiones estos conocimientos corren peligro, pues los esfuerzos por reconocerlos, evaluarlos, aplicarlos y preservarlos son reducidos. Es necesario un mayor reconocimiento y preservación de los conocimientos de las mujeres indígenas para garantizar que la acción climática sea más eficaz y relevante en cada contexto, y tenga una apropiación local y un mayor impacto.
¿Cómo podemos promover y consolidar una acción climática transformadora desde el punto de vista del género?

Los países emprenden este año una nueva revisión de sus NDC, por lo que tenemos una oportunidad única para garantizar que se eliminen los obstáculos al liderazgo de las mujeres y su participación y compromiso significativos en la acción climática, y que se reconozcan y mejoren sus derechos, su poder, sus conocimientos y sus capacidades. Asimismo, podemos fortalecer su función central en la construcción de una economía mundial baja en emisiones, resiliente e inclusiva, incluso mediante una financiación climática específica. De este modo, no solo se promoverá la igualdad de género, sino que también se reconocerá a las mujeres como agentes de cambio fundamentales para lograr una acción climática más ambiciosa y generalizada.

En el PNUD, nuestro enfoque para ayudar a los países a integrar la igualdad de género en los procesos de planificación y aplicación de las NDC se basa en la gobernanza eficaz, la planificación inclusiva y la coherencia política. En concordancia con este enfoque, a continuación se presentan algunas de las acciones que los países pueden incorporar en su proceso de revisión de las NDC para promover una acción climática de género transformadora:

  1. Integrar políticas y acciones de género transformadoras en todos los sectores e iniciativas climáticas. Los países pueden cerrar las brechas de género y lograr resultados más equitativos en la acción climática si se fortalecen las capacidades institucionales y se vela por una coherencia normativa y una asignación presupuestaria, como parte de un enfoque integral para abordar tanto el cambio climático como las desigualdades estructurales de género. Es esencial la coordinación entre los ministerios y las estructuras gubernamentales para garantizar la cohesión normativa y programática necesaria para alcanzar este objetivo.
  2. Ampliar el acceso a la financiación climática, la capacitación y las habilidades para el empoderamiento económico de las mujeres. Al desarrollar marcos de financiación climática o planes de inversión para la implementación de las NDC, los países pueden alinear y canalizar estratégicamente sus recursos financieros para garantizar que las mujeres puedan contribuir y beneficiarse de las soluciones climáticas y de la economía baja en carbono. Esto se puede hacer a través de fuentes de financiación climática públicas, innovadoras y multilaterales (enlace en inglés).
  3. Mejorar la recopilación y el análisis de datos. La recopilación de datos sobre la adaptación y la mitigación climáticas debe identificar indicadores específicos para comprender mejor las disparidades y brechas de género y los impactos diferenciados del cambio climático en los distintos grupos sociales. Los enfoques innovadores para la recopilación y el análisis de datos, como el uso de la inteligencia artificial, podrían mejorar el análisis de las cuestiones de igualdad de género y garantizar que no queden excluidas del análisis del impacto climático. Dichos análisis pueden contribuir a mejorar la calidad de las políticas y la programación.
  4. Integrar los principios de igualdad de género e inclusión social en los procesos de transición justa. La integración efectiva de la igualdad de género en las estrategias y los procesos de transición justa a escala nacional y mundial brinda la oportunidad de aunar agendas y objetivos compatibles, lo que garantiza que las mujeres tengan una función crucial y acceso a puestos de trabajo en las economías verdes del futuro. Asimismo, a medida que los países se embarcan en transiciones justas, resulta crucial evitar que se perpetúen la actuales brechas salariales entre hombres y mujeres y las normas y los estereotipos de género que limitan el acceso de las mujeres al mercado laboral.
  5. Fomentar las alianzas con grupos de mujeres y organizaciones de la sociedad civil. Estas asociaciones pueden ayudar a desarrollar las capacidades, comunicar las prioridades y acciones climáticas nacionales a un público más amplio y garantizar que la planificación y la aplicación de medidas climáticas representen los puntos de vista de las distintas voces de la sociedad. Pueden también ayudar a abordar las normas y los estereotipos sociales que restringen la participación de las mujeres en la acción climática, a través de una perspectiva interseccional, que fomente el liderazgo de las mujeres y la participación y el compromiso significativos de los distintos grupos.

Al comprometerse a llevar a cabo estas acciones, los países pueden demostrar que las NDC no solo constituyen una vía para avanzar en la acción climática, sino también para establecer objetivos de desarrollo sostenible como la igualdad de género y no dejar a nadie atrás. De este modo, pueden erigir economías con bajas emisiones de carbono, resilientes e inclusivas; garantizar la igualdad de derechos, poder y oportunidades para todas las mujeres y niñas; y asegurar un futuro habitable para todas las personas.

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En el marco de la iniciativa Climate Promise, el PNUD promueve la adopción de enfoques inclusivos en los procesos de planificación y políticas sobre el clima, y soluciones integradas de acción climática en todo el mundo. El 96 % de los países que recibieron apoyo del PNUD incluyeron consideraciones relacionadas con el género en sus presentaciones en la segunda generación de NDC.

En colaboración con una amplia variedad de socios, la iniciativa Climate Promise del PNUD a través de su programa Pledge to Impact ha apoyado a más de 120 países para mejorar e implementar las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC, por sus siglas en inglés) en virtud del Acuerdo de París. Pledge to Impact cuenta con el generoso apoyo de los gobiernos de Alemania, el Japón, el Reino Unido, Suecia, Bélgica, España, Islandia, los Países Bajos, Portugal y otros socios de financiamiento básico del PNUD. Este programa sustenta la contribución del PNUD a la NDC Partnership.