¿Qué es la financiación climática y por qué es necesario incrementarla?

Artículos explicativos
Imagen financiación climática 1
Finance will continue to be at the heart of the climate change debate for the foreseeable future. Here's why.

Resumen

  • La financiación climática son recursos e instrumentos financieros que se usan para apoyar la adopción de medidas en materia de cambio climático.
  • Algunos ejemplos que pueden mencionarse de financiación climática son subvenciones provenientes de fondos multilaterales, préstamos a tasas de mercado y en condiciones favorables de instituciones financieras, bonos verdes soberanos emitidos por gobiernos nacionales, y recursos movilizados gracias al comercio de derechos de emisión de carbono y los impuestos sobre el carbono.
  • Las inversiones en acciones climáticas pueden producir rendimientos que superan ampliamente el costo inicial, pero la significativa necesidad de fondos no satisfecha sigue obstaculizando la transición verde y el aumento de resiliencia en los países en desarrollo.
  • El flujo de recursos financieros para la mitigación del cambio climático se debe, por lo menos, triplicar si procuramos limitar el aumento de la temperatura global a 2 °C o menos y alcanzar las metas del Acuerdo de París.
  • El PNUD es una de las principales entidades que ayudan a los países a acceder a la financiación climática y a usar los fondos eficazmente.
¿Qué es la financiación climática?

La financiación climática son recursos e instrumentos financieros que se usan para apoyar la adopción de medidas en materia de cambio climático. La financiación climática es fundamental para hacer frente al cambio climático debido a lo necesarias que son las inversiones a gran escala con vistas a lograr la transición hacia una economía mundial con bajas emisiones de carbono, así como para ayudar a las sociedades a aumentar su resiliencia y a adaptarse a los efectos del cambio climático.

La financiación climática puede provenir de diferentes fuentes, sean públicas o privadas, nacionales o internacionales, bilaterales o multilaterales. Puede presentarse a través de diferentes instrumentos, como subvenciones y donaciones, bonos verdes, acciones, canjes de deuda, garantías y préstamos en condiciones favorables. También se puede utilizar para distintas actividades, como la mitigación, la adaptación y el aumento de resiliencia.

Algunos fondos multilaterales a los que los países en desarrollo tienen acceso son el Fondo Verde para el Clima (FVC), el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM) y el Fondo de Adaptación (FA). Estos fondos se crearon a lo largo de los años como mecanismos financieros de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) con el fin de proporcionar recursos a los países en desarrollo.

A medida que se sienten los efectos del cambio climático cada vez más en todos los sectores de la economía, en las decisiones de inversión de los presupuestos públicos y otros instrumentos financieros se está comenzando a tener en cuenta el riesgo climático, con lo cual se amplía la definición de financiación climática. En países como Maldivas, por ejemplo, toda financiación se considera de índole climática, debido a que toda su economía y supervivencia dependen considerablemente de la resiliencia ante el cambio climático. En ese sentido, cada vez hay un mayor afán por dar un viraje en los presupuestos de desarrollo tradicionales para financiar acciones climáticas, en especial cuando se trata de medidas de adaptación al cambio climático.

¿Qué ejemplos pueden mencionarse de financiación climática?

Los países en desarrollo pueden acceder a financiación climática a través de subvenciones del FMAM, del FVC y del FA. Los gobiernos y el sector privado también tienen acceso a préstamos a tasas de mercado y en condiciones favorables de instituciones financieras como el Banco Mundial, el Banco Africano de Desarrollo, el Banco Interamericano de Desarrollo, entre otros. Las subvenciones y los préstamos se pueden usar para invertir en proyectos para reducir, absorber o prevenir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), como lo son las centrales eléctricas de energía renovable, los autobuses eléctricos y la conservación de los bosques, o en proyectos para aumentar la resiliencia ante el cambio climático, por ejemplo, creando sistemas de alerta temprana, mejorando la protección costera, aumentando la resiliencia de los sistemas alimentarios y agrícolas, y construyendo infraestructura resistente a tormentas e inundaciones.

Por otro lado, los gobiernos, a través de sus procesos presupuestarios, pueden asignar fondos a las acciones climáticas prioritarias, como las plasmadas en sus compromisos climáticos nacionales (o “contribuciones determinadas a nivel nacional”, según el Acuerdo de París), o emitir bonos verdes soberanos para financiar dichos proyectos. Los bonos soberanos son préstamos que piden los gobiernos a un grupo de inversores a cambio del pago periódico de intereses a lo largo de varios años. Al finalizar este periodo, cuando vence el bono, el gobierno devuelve la inversión inicial a los inversores.

Los gobiernos también pueden movilizar fondos gracias al comercio de derechos de emisión de carbono y los impuestos sobre el carbono. A través del comercio de derechos de emisión de carbono, las emisiones de GEI se cuantifican en “créditos de carbono” que se pueden comprar y vender. Un crédito de carbono negociable equivale a una tonelada de dióxido de carbono, o la cantidad equivalente de un GEI diferente reducido, secuestrado o evitado. Los países o las empresas privadas pueden comprar créditos de carbono como una forma de contribuir con la reducción de emisiones de GEI. Los impuestos sobre el carbono en general se aplican para desalentar el uso de productos y servicios con una gran huella de carbono. Por ejemplo, se puede aplicar un impuesto sobre la gasolina en las estaciones de servicio o sobre la electricidad que se genera con combustibles fósiles. Lo recaudado con estos impuestos se puede utilizar luego para invertir en energía renovable, conservación de los bosques y otras acciones climáticas.

¿Por qué es importante la financiación para la acción climática?

A través de las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC, por sus siglas en inglés), las estrategias climáticas a largo plazo (LTS, por sus siglas en inglés) y los planes nacionales de adaptación (PNAD), los países han propuesto objetivos ambiciosos para reducir las emisiones de GEI y aumentar su resiliencia ante los impactos del cambio climático.

No obstante, un análisis reciente llevado a cabo por el PNUD muestra que la financiación sigue siendo un obstáculo central para el impulso de las acciones climáticas en los países en desarrollo. Las acciones climáticas requieren de grandes inversiones, y muchas naciones de ingreso bajo y mediano están atravesando simultáneamente situaciones de sobreendeudamiento y crisis multidimensionales.

Los países de ingreso alto que históricamente han contribuido de forma significativa al cambio climático se habían comprometido a reunir, para 2020, 100.000 millones de dólares de los Estados Unidos de forma anual para financiar acciones climáticas en países de ingreso bajo. Pero este objetivo no se ha alcanzado aún, y ahora son necesarios más fondos para avanzar en la transición verde y aumentar la resiliencia en los países en desarrollo.

Cabe mencionar que los últimos estudios indican que las inversiones en acciones climáticas pueden producir rendimientos que superan ampliamente el costo inicial. Un estudio realizado por la Comisión Global de Adaptación arrojó que la inversión de 1 dólar en cinco ámbitos de adaptación clave se traduce en un total de entre 2 y 10 dólares de beneficios netos. A su vez, existen numerosas oportunidades para el sector privado, con un mercado de adaptación potencial que se estima que ascendería a 2 billones de dólares para 2026, según el Foro Económico Mundial.

¿Cuánta financiación es necesaria para alcanzar las metas del Acuerdo de París?

En 2021, las necesidades financieras expresadas en las NDC de 78 países ascendían a aproximadamente 5,8 billones de dólares al año hasta 2030, es decir, unos 600.000 millones anuales, según un análisis de la CMNUCC. Esta cifra no incluye la inversión que los países desarrollados deben hacer para reducir sus emisiones de carbono ni los elevados gastos en los que incurren los gobiernos para contrarrestar los impactos de fenómenos meteorológicos extremos como inundaciones, sequías e incendios forestales producto del cambio climático. Estos tipos de gastos en particular están contemplados independientemente en el mecanismo de financiación para pérdidas y daños que acordaron los países en la 27.ª Conferencia de las Partes (COP27) en 2022.

El flujo de financiación climática total a nivel mundial, que incluye fondos públicos y privados, así como nacionales e internacionales, llegó a 640.000 millones de dólares en 2020, lo que equivale a casi a la mitad de lo que se invirtió en Asia Oriental y el Pacífico. Esta cifra pone de manifiesto una incongruencia abrumadora entre lo que se necesita y lo que efectivamente se desembolsa, en especial si se considera en el contexto del sistema financiero más general y comparado con otros tipos de flujos. A modo de ejemplo, los subsidios a los combustibles fósiles llegaron a los 7 billones de dólares a nivel mundial en 2022.

Según el informe de la última evaluación del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), los flujos financieros actuales para la mitigación del cambio climático deben incrementarse entre 3 y 6 veces para poder satisfacer el promedio de las necesidades anuales entre 2020 y 2030, si nuestra intención es limitar el aumento de la temperatura global a 2 °C o menos. Cabe destacar que el IPCC indica que existe el capital y la liquidez suficientes a nivel mundial para remediar esta inversión deficiente. La situación toma un cariz aún más preocupante en cuanto a la adaptación, dado que el 90 % de la financiación climática se destina a acciones de mitigación, pese a lo justificado que se encuentra en términos económicos invertir en medidas de adaptación. 


Imagen de financiación climática
Imagen de PNUD Climate Promise
¿Qué está haciendo el PNUD para ayudar a los países a acceder a fuentes de financiación climática?

El PNUD es una de las entidades más importantes que ayudan a los países a acceder a fuentes de financiación internacionales, como lo son el FMAM y el FVC. Actualmente, el PNUD supervisa 377 proyectos del FMAM y 60 proyectos del FVC, que en total alcanzan los 3.500 millones de dólares.

Además, el PNUD ayuda a los países a formular estrategias financieras nacionales que movilicen fondos públicos y privados para las acciones climáticas y a emitir bonos con el fin de recaudar fondos para proyectos que contribuyan a cumplir sus NDC y a alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

  • En el Uruguay, el PNUD prestó asistencia al gobierno para la emisión de un bono soberano asociado a los indicadores y objetivos climáticos de la NDC del país.
  • La iniciativa de sukuk verdes de Indonesia, pionera en la implementación de un bono islámico, ya está ayudando a hacer frente a los problemas de la gestión de residuos urbanos al financiar la rehabilitación de vertederos.
  • En Túnez, el PNUD apoyó al Organismo Nacional para la Gestión de la Energía en la creación de un mapa de inversiones, tanto públicas como privadas, en el sector energético.
  • Y en el Líbano, el mecanismo de inversiones verdes Lebanon Green Investment Facility ayudará a canalizar inversiones privadas y a promover instrumentos financieros combinados, como préstamos en condiciones favorables, garantías y subvenciones de instituciones financieras internacionales y bancos de desarrollo para proyectos climáticos.
  • Como miembro central de la iniciativa Adaptation Pipeline Accelerator propuesta por el Secretario General de las Naciones Unidas, el PNUD también está respaldando a Tuvalu y a la República Dominicana a ampliar la financiación para las medidas de adaptación a través de proyectos que atraigan inversiones públicas y privadas.

En paralelo, el PNUD colabora con los gobiernos para crear un entorno favorable para la financiación climática. Esto se hace impulsando reformas políticas y normativas, mejorando la preparación para aplicar el artículo 6 del Acuerdo de París, modificando los gastos públicos y privados, promoviendo la creación de capacidades para aumentar la financiación climática y fomentando las alianzas con el sector privado.

  • El PNUD ayudó a Namibia a formular un marco para el mercado de carbono para atraer inversiones extranjeras a través de la venta de créditos de carbono. Por otro lado, de esta colaboración surgió el primer sistema de registro de carbono nacional, para el registro y la emisión de créditos de carbono en Sudáfrica.
  • En América Latina y el Caribe, la adopción del Marco Común de Taxonomías será un gran catalizador para encauzar el flujo de capitales internacionales hacia proyectos con bajas emisiones de carbono.
  • A través de la iniciativa Climate Finance Network, el PNUD ha ayudado a desarrollar herramientas para el Examen Institucional y del Gasto Público para el Clima y el etiquetado de los presupuestos para el clima. Estas herramientas son empleadas actualmente por Filipinas para incorporar nociones de inclusión social y de género en el sistema de seguimiento de gastos para el clima.
  • El enfoque del PNUD para evaluar el flujo financiero y de inversiones también se ha utilizado en otras partes del mundo, como en Tailandia, para comprender qué hace falta para crear infraestructura de transporte resistente al cambio climático.
  • En Armenia, el estudio de posibilidades de fijación del precio del carbono sentó las bases para que el país participe en mercados de carbono.
Una mirada al futuro

En el futuro próximo, la financiación seguirá siendo central en el debate sobre el cambio climático. Prevalece en todos los foros donde participan los Jefes de Estado, entre ellos, el Grupo de los Siete y el Grupo de los 20, así como en importantes proyectos, tales como la Iniciativa de Bridgetown. Es cada vez más fuerte el llamado a las economías más grandes para que carguen con su parte de la responsabilidad, en especial en el ámbito de financiación de pérdidas y daños, reestructuración y alivio de la deuda, y financiación de medidas de adaptación. A medida que se hacen más frecuentes los fenómenos climáticos catastróficos, la necesidad de compromisos financieros significativos que respalden a las naciones vulnerables en su lucha contra el cambio climático ha alcanzado un punto de inflexión.

El PNUD mantiene su compromiso de ayudar a países a acceder a la financiación climática y a usar los fondos eficazmente. Al ayudar a las naciones a identificar sus necesidades financieras y a movilizar recursos a través de mecanismos innovadores como bonos verdes, mercados de carbono, seguros de riesgo climático y conversiones de la deuda, el PNUD seguirá desempeñando un papel fundamental en las labores a nivel mundial para combatir el cambio climático.

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