La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, que se adoptó en 2015, fue una nueva visión compartida para acabar con la pobreza, rescatar el planeta y construir un mundo de paz. En los años siguientes, los países hicieron grandes avances hacia sus 17 Objetivos Mundiales.
Sin embargo, nadie predijo la aparición de la COVID-19. En 2020, una pandemia que se ha cobrado más de 4,5 millones de vidas y ha dejado las economías nacionales tambaleándose, amenazó con arruinar el esfuerzo logrado hasta el momento.
La pandemia de COVID-19 ha evidenciado la necesidad de invertir en una recuperación resiliente, ecológica, justa y sostenible.
Mientras los gobiernos de todo el mundo siguen gestionando los efectos de la COVID-19, las decisiones e inversiones realizadas deben ser pensadas para el futuro, con miras hacia un mundo pos pandémico. Esta es nuestra oportunidad de construir un futuro mejor para las personas y el planeta.
La buena noticia es que, al ofrecer un plan de acción climática que estimula el crecimiento económico, la transformación tecnológica y la creación de empleo y al abordar las principales desigualdades sociales, las Contribuciones Determinadas a nivel Nacional (NDC, por sus siglas en inglés) pueden ser un elemento esencial para una recuperación estratégica y ecológica.
El PNUD está trabajando ahora a través de Climate Promise y una amplia cartera de cambio climático para garantizar que los países puedan abordar la crisis climática y la pandemia de COVID-19 al mismo tiempo.
Más de 80 países están aprovechando el apoyo y su proceso de mejora de las NDC para dirigir los esfuerzos de recuperación. Esto incluye ayuda práctica, soluciones y herramientas innovadoras para atravesar estos terrenos desconocidos.