A medida que se intensifica la crisis climática, se agota el tiempo para tomar medidas rápidas y decisivas que reduzcan al máximo nuestras emisiones de gases de efecto invernadero.
Sin embargo, la transición a economías con bajas emisiones de carbono puede acarrear consecuencias no deseadas, como el encarecimiento del costo de la vida, la supresión de puestos de trabajo y la pérdida de ingresos, o el aumento de la inseguridad energética y alimentaria; además, podría ampliar la brecha socioeconómica entre los países desarrollados y aquellos en desarrollo.
Por otro lado, las pruebas muestran que, si se gestiona bien, la transición puede dar un gran impulso a la creación de empleos verdes, la justicia social y la erradicación de la pobreza.
Es por ello que debemos aproximarnos a la socioeconomía de la acción climática desde el ángulo de la equidad y la justicia. Si bien es evidente que necesitamos una acción climática contundente y ambiciosa para limitar el calentamiento global a 1,5 °C, también debemos comprender los impactos de esta transición y asegurarnos de minimizar las pérdidas y maximizar los beneficios.
Este es el eje central de la transición justa: garantizar que todas las personas, las sociedades y los países se beneficien de las oportunidades que ofrece la construcción de futuras economías acordes con el objetivo de 1,5 °C.
El preámbulo del Acuerdo de París destaca los estrechos vínculos entre la acción climática, el desarrollo sostenible y una transición justa de la fuerza de trabajo, con trabajo decente y empleos de calidad para todos. En la 28.ª Conferencia de las Partes (COP28), se estableció un programa de trabajo dedicado a la transición justa dentro de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) para garantizar la integración de los enfoques de transición justa en las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC, por sus siglas en inglés).
En virtud de la iniciativa Climate Promise, el PNUD presta apoyo a más de 50 países y territorios en la integración de una transición justa y equitativa de sus economías en sus planes climáticos a corto y largo plazo. Este trabajo gira en torno a cuatro puntos clave:
- elaborar evaluaciones de impacto de la transición;
- colaborar con las partes interesadas a través de diálogos sociales;
- proporcionar apoyo institucional, político, y de creación de capacidades; y
- obtener financiación.
En la actualidad, colaboramos con los países para evaluar los impactos de la transición, identificar oportunidades y crear consenso entre las partes interesadas. Asimismo, nuestra labor de promoción de enfoques de transición justa se extiende también a la participación en procesos políticos mundiales clave, como la CMNUCC y el Grupo de los 20.