Los países y las comunidades de todo el mundo sufren cada vez más los impactos adversos del cambio climático, desde tormentas, inundaciones, sequías y olas de calor sin precedentes hasta la acidificación de los océanos y el aumento del nivel del mar. Las pérdidas y los daños provocados por estos efectos también van en aumento, incluyen desde la pérdida de vidas y medios de subsistencia hasta la degradación de las tierras agrícolas, los desplazamientos, y la pérdida de biodiversidad y patrimonio cultural.
Resulta cada vez más evidente que, aunque la mitigación, la adaptación y el aumento de la resiliencia pueden evitar o reducir algunas pérdidas y daños, existen límites.
Las pérdidas y los daños normalmente se refieren a los efectos negativos e inevitables del cambio climático —en términos económicos y no económicos— que se producen a pesar de los esfuerzos de mitigación y adaptación o en su ausencia.
Por ejemplo, el daño repetido a las infraestructuras como consecuencia de las inundaciones, la pérdida de hogares y empresas debido a la erosión costera, la pérdida de lugares sagrados por el aumento del nivel del mar o el trauma provocado por el paso de un ciclón tropical o años de sequía.
En la 27.ª Conferencia de las Partes (COP27) de 2022, las Partes alcanzaron un acuerdo histórico para establecer nuevos mecanismos de financiación, entre ellos un nuevo fondo para las pérdidas y los daños relacionados con el clima para países particularmente vulnerables, en la actualidad conocido como el Fondo de Respuesta ante Pérdidas y Daños (enlace en inglés). En la COP28 de 2023, las Partes acordaron la puesta en marcha inicial de los mecanismos de financiación del Fondo, que se establece ahora rápidamente para hacer frente a las crecientes necesidades.
El acuerdo para crear un nuevo Fondo, alcanzado con tanto esfuerzo y que ha sido una cuestión clave para los pequeños Estados insulares en desarrollo y otros países y comunidades vulnerables durante decenios, supuso un punto de inflexión en el reconocimiento de la importancia de la justicia climática. Parte de ello es abordar las amplias desigualdades de la crisis climática con el fin de proporcionar la financiación que tanto necesitan los países y comunidades más pobres que hacen frente a pérdidas y daños continuos.
En el marco de la iniciativa Climate Promise, el PNUD presta apoyo a los países en su esfuerzo por evitar, minimizar y afrontar las pérdidas y los daños mediante el uso de los compromisos climáticos nacionales para identificar, dar seguimiento y financiar acciones que ayuden a prevenir o responder a las pérdidas y los daños de manera holística e inclusiva. Unos 30 países que recibieron apoyo del PNUD para mejorar sus Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC, por sus siglas en inglés), destacaron explícitamente la importancia de este apoyo. Pequeños Estados insulares como Antigua y Barbuda y Vanuatu han tomado la iniciativa implementando secciones dedicadas a este tema.
Los países también han solicitado al PNUD que forme parte de la Secretaría provisional del nuevo Fondo de Respuesta ante Pérdidas y Daños, con el fin de apoyar a la Junta y aportar su valiosa experiencia en las carteras pertinentes, incluidas la climática y la de recuperación en casos de desastre.
Recursos
- Fondo de Respuesta ante Pérdidas y Daños (enlace en inglés)
- Mecanismo Internacional de Varsovia para las Pérdidas y los Daños (enlace en inglés)
- Red de Santiago para las pérdidas y los daños (enlace en inglés)
- "Pérdidas y daños: un imperativo moral para actuar"